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El Telégrafo
Ximena Ortiz Crespo

Buen porte y buenos modales abren puertas principales

28 de noviembre de 2020

Si vas a las tiendas en estos días de pandemia, verás que los dependientes están muchísimo más amables que lo que son normalmente, lo cual nos sorprende, porque estamos acostumbrados a que nos nos hagan mucho caso y en ocasiones hasta nos traten con displicencia. ¿Cuál es la explicación de semejante cambio de comportamiento?, debe ser que están vendiendo poco y que agradecen que llegues al almacén en que trabajan y les permitas mantener su puesto.

Lo que me lleva a pensar cuánto hacemos para explicar a nuestros estudiantes la importancia del buen trato. El comportamiento “mal educado” no solo es malo desde el punto de que no te ayuda a conseguir trabajo y mantenerlo, sino que es una regla de oro en la vida. Es indispensable enseñarlo en las aulas, más aún siendo como es el maltrato, un problema creciente en nuestra sociedad. Es importante recalcar sobre este tema en la clase, como una de las condiciones del futuro desempeño profesional.

En un estudio de la Universidad de Florida publicado en el Journal of Applied Psychology, el autor principal Trevor Foulk advierte cómo la descortesía cotidiana puede extenderse al entorno laboral y cómo impacta negativamente en el trabajo y en la sociedad. Una persona tosca puede dañar la energía de una oficina, un jefe socialmente inepto puede mantener a sus subalternos en un hilo haciendo comentarios inapropiados o con actitudes que crean tensión. La descortesía también puede conducir al bajo rendimiento en una empresa, a pérdidas de tiempo, a mayor rotación de personal, y a que todo un departamento tenga mala reputación.

¿Qué debemos enseñar a nuestros estudiantes?  Al menos las reglas básicas. ¿Y cómo?  a medida que nos conocen, a través de modelar. Para ello, llegar a tiempo,   decir buenos días, gracias, por favor. La cortesía  es base de una comunicación existosa;  es necesario recalcar a los estudiantes la importancia del buen trato en lograr un excelente desarrollo profesional. El propósito del buen trato es construir relaciones positivas que permitan que nuestros entornos funcionen de la mejor manera. Por ello el profesor deberá motivar permanentemente a los estudiantes a llevarse bien entre ellos, a alabar logros individuales, a motivarse el uno al otro, a respetar los roles del trabajo en equipo. Y por cierto, deberá también motivarlos para no dañarse unos a otros esparciendo rumores y calumnias.

Nuestra sociedad ecuatoriana, tiene hábitos arraigados que necesitamos cambiar porque son extremadamente dañinos para el tejido social. Uno de ellos es no escuchar, otro oponerse sin argumentos a lo que piensa el otro, otro criticar de forma insultante.   Muchos de esos hábitos provienen de la falta de educación y de las injustas jerarquías sociales que son un caldo de cultivo para el resentimiento, el odio y la grosería. Basta con adentrarse en las redes sociales para encontrarlas cargadas de animosidad.

La falta de cortesía ocurre con frecuencia también dentro de la clase, en las reuniones por internet. Es necesario imponer guías de comportamiento en nuestras sesiones con los estudiantes. Se debe pedir, por ejemplo,  que participen con las opciones presenciales y muestren sus caras, que no las oculten mostrando una foto congelada.  Para ello deben estar presentables, atentos, responder a las instrucciones que dan los instructores. El lenguaje corporal lo dice todo, especialmente la expresión facial. Si experimentas desatención o falta de compromiso con las clases por parte de uno de los estudiantes será necesario contactarlo inmediatamente después de clase y abordarlo privadamente. Las grabaciones de las sesiones son ideales para demostrar la falta de atención o de comportamiento. Y el profesor debe llamar la atención a aquellos que transgredan las normas antes de que se creen confusiones o sentimientos negativos en el resto de estudiantes.

El lenguaje en que nos comunicamos con los estudiantes es una forma de imbuir buen trato y buenos modales. Los textos que se intercambian por correo o WhatsApp deben ser de redacción clara y lenguaje apropiado. Es muy fácil ser malinterpretado cuando se utiliza la comunicación escrita, justamente porque no se puede ver la cara o el tono de voz del interlocutor/a. Por ello, será necesario solicitar a los estudiantes que envíen sus mensajes en frases completas, bien construidas y no respuestas cortas hechas al apuro. Hay que sancionar la burla o el sarcasmo que no tienen lugar dentro de las comunicaciones académicas. 

Es mucho lo que se puede enseñar respecto a los buenos modales de forma remota, por Zoom, Teams y otras plataformas.  Los profesores universitarios deben crear  reglas para las sesiones de clase, muy parecidas a las de una clase presencial tradicional.  En el contrato inicial de clase deben explicitarse las expectativas respecto a la  puntualidad,  vestimenta, prohibición de comer o fumar, uso de computadora y otros.

Utilicemos las herramientas que tenemos para que nuestros estudiantes puedan ser exitosos en su vida de trabajo. El aula virtual es una gran oportunidad para guiarlos para que puedan desenvolverse en relaciones laborales respetuosas cuando estén ya en su vida profesional.

La autora Amy Bernstein en su artículo “Pórtate bien” del Harvard Businees Review lo resume:  “En una época en que las oficinas han cedido paso a la mesa de la casa, en que los dispositivos electrónicos nos mantienen en constante comunicación, y en que los límites entre nuestra vida profesional y personal se están disolviendo, necesitamos más que nunca las reglas de la urbanidad y del comportamiento apropiado. Después de todo, son los códigos de conducta los que que nos permiten vivir y trabajar juntos con mayor facilidad, fomentan las buenas relaciones y reducen las fricciones sociales que impiden nuestra felicidad e incluso nuestro éxito profesional.” (O)

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