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El Telégrafo
Bernardo Sandoval Córdova

Hasta el cuello

03 de febrero de 2019

Nuevamente emisión de bonos del Estado por $ 1.000 millones, al 10,75% de interés. Más deuda. Imposible dejar de endeudarnos cuando los gastos son descomunales y el funcionamiento del Estado se bloquearía sin recursos. Qué frustrante que, habiendo dispuesto de recursos abundantísimos por diez años, ahora estemos en la penosa situación de contraer más deuda.  

La crítica al Gobierno procede de múltiples frentes, pero pocos reconocen que es inevitable el incurrir en mayor endeudamiento y pocos apuntan a la verdadera causa del desastre: el manejo irresponsable, inepto y corrupto de la economía nacional por parte del gobierno de Correa. La perversa demagogia desbordó el gasto del Estado con la incorporación de cientos de miles de burócratas para sostener el esquema de la Revolución Ciudadana. El populismo descontrolado multiplicó obras innecesarias  y muchas de ellas en las que el gasto ha sido un absoluto desperdicio. La inicua corrupción sigue descubriéndose día tras día y explicando con más claridad el desastre económico que vivimos.

Durante la abominable década fueron gastados $ 36.000 millones en subsidios. Se dirá que los subsidios son necesarios para proteger a grupos vulnerables. Falso. Los subsidios han beneficiado más a quienes tienen mayores recursos y le han quitado al Estado miles de millones de dólares para su funcionamiento adecuado en lo que debe ser su tarea fundamental, justamente para la gente más vulnerable: salud, educación y seguridad.  

Lamentablemente, los gobiernos, por temor a erosionar su popularidad o para sostenerse en el poder, no toman las medidas necesarias pero costosas para su imagen. En este contexto eliminan parcialmente el subsidio a los combustibles y luego, ante la presión de grupos interesados, como los taxistas, se echan para atrás. Por otro lado, ante la propuesta de concesionar las empresas del Estado, grupos de indígenas bloquean la carretera Panamericana y los sindicatos inician protestas. Poca tolerancia para el gobierno de Moreno y pasividad inaceptable frente al gobierno de Correa.

Es indispensable que el Gobierno actúe con firmeza y pragmatismo y la oposición de indígenas y sindicatos sea más objetiva. Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional parece inevitable e inminente. No hay salida, seguir como estamos significa ahogarnos y ya estamos con el agua hasta el cuello. (O)

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