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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Balotaje en Argentina

22 de noviembre de 2015

Esta segunda ronda de votación es de apremiante importancia, a la luz del contexto, interno y externo en el que se da. Me referiré a este último, que compromete la soberanía del Sur. El contexto interno es complejo.

Se sabe que se juega la continuidad de un modelo de inclusión frente a otro de exclusión, y que ciertas izquierdas cuestionan a Daniel Scioli, candidato del oficialismo, considerado exponente del viraje conservador, aunque promete “corregir errores y desarrollar mucho de lo que aún falta por hacer”. Algunos optarían por el voto en blanco, que podría facilitar la victoria a la derecha, que claramente representa Mauricio Macri, alineado con Estados Unidos e Israel.

El contexto externo implica consideraciones geopolíticas, con base en lo ocurrido en Mar del Plata entre el 4 y el 5 de noviembre de 2005, cuando se reunió la IV Cumbre de las Américas, que proponía la creación del Área de Libre Comercio de las Américas o ALCA, sueño secular de EE.UU. desde 1885, que estuvo muy cerca de concretarse entre 1889 y 1890, pero que la oposición del Gobierno argentino, presidido entonces por Miguel Ángel Juárez, lo frustró.

En Mar del Plata, el presidente Kirchner expuso hábilmente sus razones contra un área de libre comercio, que contribuyeron a la derrota del ALCA, mientras el presidente W. Bush escuchaba visiblemente contrariado. Una vez más, Argentina lideraba la oposición contra un imperialismo empeñado en la explotación de lo que denomina groseramente su patio trasero.

A propósito, poco es lo que se ha impugnado el significado ofensivo de este apelativo. Un patio trasero es donde se botan las basuras, y es vergonzoso ser el trasero de EE.UU.. Menos mal que no lo somos de España desde la independencia, porque su expresión sería más irritante. No hay que seguir hablando de ello.

La realidad ya es otra, a pesar de que EE.UU. no cesa en su intento, y menos ahora cuando ve crecer el número de países progresistas que reclaman su soberanía, y la multiplicación de instituciones independientes del imperio, como Unasur, Celac, Mercosur, la Alba, contrapartida del ALCA.

Es claro que EE.UU. no se ha recuperado de su humillante derrota ni abandonará su empeño de dominar la región; se apresta para la reconquista, comenzando en Argentina.

De hecho, huellas de animal grande se han avistado en Venezuela y Brasil, y por todos los países llamados progresistas, donde la oposición es comandada y financiada por el Norte con el apoyo de los partidos de extrema derecha. Ahora retumban tambores de guerra blanda, Argentina, pieza clave de estas guerras, recientemente en la provincia del Chaco, y sobre todo en las Malvinas.

La oposición que lidera Macri es la punta de lanza para el zarpazo gringo. En este contexto se enfrenta con Scioli. Los resultados los conoceremos esta noche, con la esperanza de que lo sucedido en Mar de Plata se repita.

José Martí lo tenía muy claro: “Tendrá que declararse por segunda vez la independencia de la América Latina, esta vez para salvarla de Estados Unidos”. Nuestro futuro es una Unión Latinoamericana y del Caribe soberana. (O)

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