Un articulista se autoexilia acosado por un juicio penal instaurado por injurias contra el Primer Magistrado de la nación. Alega persecución política, pero en el fondo, la actitud del fugitivo no es sino estrategia para convertirse, aparentemente, en víctima del régimen, o se trata de una fuga, con la intención de eludir a la justicia, aunque su ausencia no afecta la normalidad del proceso. La justicia rige en el mundo como norma de convivencia e irradia pena o castigo contra sus transgresores. El Presidente de la República, en respuesta a los pedidos de clemencia y a las acusaciones infundadas de atentar contra la libertad de opinión, contesta: “La única manera de garantizar la libertad, la justicia, la seguridad y el trabajo en paz, es que todos nos sometamos al imperio de la ley”.
Por mandato del pueblo, se exige una nueva Ley de Medios, que garantice el ejercicio profesional de comunicadores serios y responsables. El comportamiento implica respetar, tolerar y difundir la verdad. La responsabilidad los obliga a asumir las consecuencias de sus actos y, fundamentalmente, reflexionar antes de emitir un juicio que pueda afectar el honor y la dignidad de otros. El periodista altivo reconoce sus errores y se muestra dispuesto a repararlos y no a huir al momento de responder por sus desatinos. El periodista responsable se compromete por lo que hace, tanto si está bien hecho como si no. El irresponsable es el que procede irreflexivamente, sin importarle las consecuencias que arrastre su propia decisión. Elude responder por sus errores y, quizás avergonzado, se esconde o se disfraza para no aparecer, públicamente, en el momento de rendir cuentas.
En el caso del periodista, deberá aprovechar su espacio en un medio de comunicación para hacer patria y jamás irrespetar la dignidad de los seres humanos. Si no ha aprendido, hoy debe decidirse a repasar la importancia del uso correcto de las palabras, para no caer en lamentables equivocaciones. Comprendamos que la palabra es el mejor instrumento que sirve para informar y contribuir a la formación de una correcta opinión pública.
Es tiempo de enderezar desvíos de conducta de periodistas, que abusan de su privilegio y a nombre de la libertad de expresión avasallan al prójimo. Quien incurre en un delito está llamado a responder ante los tribunales, porque la ley, ahora, se aplica sin distingo alguno, en toda su dimensión. El Jefe de Estado ratifica que solo el imperio de la ley garantiza la justicia, la libertad y el trabajo en paz.