La crisis sanitaria y económica surgió de repente y cambió la forma de vida en todos los sentidos, para algunos individuos y organizaciones ha sido más fuerte que para otros. Sin duda, no se vive igual en una ciudad grande que en un municipio; las dinámicas son diferentes, están marcadas por la cultura local, por la economía, por los recursos, por el acceso a elementos básicos de salud, seguridad, vivienda y educación.
Estos factores que son propios de la vida diaria nunca han sido igualitarios ni presentes en el territorio del país. Son varios los municipios y regiones en las que no hay todos los servicios básicos de agua, luz, cuentan con una educación de muy baja calidad y pensar en la llegada del internet sigue siendo un sueño y la obtención de servicios de salud es intermitente o no hay por ausencia de recursos de los pequeños gobiernos descentralizados.
Hasta el momento, lo que tenemos en las manos son las estrategias de prevención centradas en la prevención del contagio y que son de responsabilidad de su ejecución las autoridades locales. Sin embargo, no hay protocolos claros para las zonas rurales ni suficiente información para que aquellos existentes sean difundidos de forma efectiva. En algunos de estos municipios incluso acceder a agua limpia para realizar un adecuado lavado de manos puede ser un problema.
Esta situación, ha llevado a que, se busque solucionar con estrategias de familias y de comunidades a que se organicen de forma solidaria para enfrenar el déficit principalmente de alimentación y de empleo. Las autoridades de esas pequeñas comunidades se han visto enfrentadas a resolver problemas de inmediato y de forma concreta.
El Estado ausente se evidenciado por esto, por su ausencia. Se ha verificado que el gobierno central, y esto no sucede solamente en nuestro país, no tiene la fuerza y la velocidad de resolver situaciones concretas de forma efectiva. Hay que repensar el modelo de gestión centralizada y descentralizada, hoy se requiere medidas rápidas y necesarias para mitigar la situación que nos asola a todos en el mundo. Por ejemplo, hay que asegurar la alimentación de los niños y de los jóvenes. mejorar los canales de información, la necesidad de internet público se vuelve vital para la educación y para ejecutar las políticas locales.
Somos testigos que la administración central ya no resuelve problemas concretos, pues queda a los denominados GADs y a sus comunidades reinventarse de forma participativa y transparente; y seguro, que la falsa política de los caudillos locales se va a debilitar y ojalá vengan tiempos mejores para las pequeñas ciudades de nuestro país. (O)