Las noticias, prácticamente a día seguido, de la desaparición de dos importantes escritores ecuatorianos nos han conmovido y han conmocionado al ámbito literario y cultural del país. En Guayaquil la de Jorge Velasco Mackenzie y en Cuenca la de Eliécer Cárdenas Espinoza, dos excelentes creadores literarios contemporáneos, que ya no están entre nosotros.
Conocí brevemente a Jorge Velasco, autor de una obra prolífica en la que destaca “El rincón de los justos”. Fue ampliamente reconocido como periodista, profesor universitario, preocupado siempre por la gestión cultural, por los quehaceres académicos.
En cuanto a Eliécer Cárdenas, me honré con su amistad, compartimos las páginas del diario El Tiempo de Cuenca, en el que escribí durante años por su expresa invitación. Así como también realizó la presentación de algunos de mis libros, a los que calificó de manera generosa y espontánea.
Ganador de una serie de premios: el Espinoza Pólit, el Gallegos Lara, entre otros, su obra entra a la categoría de monumental en la que ocupa un lugar de privilegio su obra “Polvo y ceniza”, la epopeya de Naún Briones.
Eliécer Cárdenas fue el cronista vitalicio de la ciudad de Cuenca, bibliotecario municipal, editor periodístico, pero ante todo fue escritor, de los buenos, cuya obra está destinada a perdurar en el tiempo.
Cárdenas y Velasco ya no están entre nosotros, quedan esos testimonios vivos de su calidad que son sus libros, sus narraciones ricas en el manejo del lenguaje, en las gestión de los personajes, en lo vívido de sus relatos. Lamentamos su desaparición, el luto que embarga a sus familiares y amigos y propongo que como homenaje a su trayectoria y a sus vida, continuemos leyendo y releyendo a estos dos autores de mentes privilegiadas.