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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

Aulas sin violencia

15 de agosto de 2021

La violencia sexual se ejerce fácilmente cuando hay relaciones de poder de por medio, por ello el aula de clase se constituye en un lugar propicio para desplegar actitudes de abuso de poder y particularmente violencia sexual. En 2002, la niña Paola Guzmán en Guayaquil se suicidó por el abuso sexual que el vicerrector Bolívar Espín cometió en su contra, a través de manipulaciones, chantajes y abuso de poder. La justicia nunca actuó en el país, a pesar de que su madre, Petita Albarracín desplegó una infinidad de gestiones en busca de reparación. Tuvo que llevar el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos CIDH, ayudada por CEPAM, una institución afincada en Guayaquil que realiza una gran labor en favor de los derechos sexuales y reproductivos de niñas y mujeres.

 

La Corte Interamericana de Derechos Humanos falló en contra del Estado ecuatoriano, puesto que ni el sistema educativo, ni la justicia, ni los consecutivos gobiernos fueron capaces de hacer nada, ni siquiera reconocer su responsabilidad. En 2020 el presidente Lenin Moreno reconoció la responsabilidad del Estado ecuatoriano, y como lo dictaminó la Corte, emitió un Decreto que contempla medidas para proteger y atender a niños y niñas ecuatorianas contra todo tipo de violencia sexual y negligencia. Así mismo, el 14 de agosto se declaró el día para recordar que las aulas deben ser espacios libres de violencia sexual, puesto que el caso de Paola no es el único.

 

En efecto, se siguen receptando cientos y miles de denuncias de violencia sexual cometidas fuera y dentro del sistema educativo. Esas denuncias son en contra de docentes y autoridades educativas, pero también del personal administrativo o de servicios y aún en contra de sus pares estudiantes.

 

El sistema educativo primario y secundario no es único en que ocurren estos casos, como se pensaría, dada la edad de los estudiantes. En las Universidades ocurren varios casos de violencia y acoso sexual. Las Universidades han avanzado en algunos protocolos y reparaciones para subsanar y prevenir esto, sin embargo, hay mucho por hacer aún, particularmente la sensibilización del tema debe ser trabajada más enérgicamente, y tomado como un tema prioritario y no de menor importancia, como ocurre hoy.

 

La madre de Paola, la señora Petita Albarracín dio al país una gran lección de dignidad y fortaleza en la búsqueda de justicia para su hija. Este legado debemos hacerlo nuestro cada día, cuando docentes, administrativos y estudiantes interactuamos en los espacios educativos. Hoy, durante la pandemia y la educación virtual pensaríamos que estamos libres de situaciones de violencia. Sin embargo, podemos observar, a través de videos ahora, que la violencia está instalada en nuestra cultura y que la denigración y el maltrato son la moneda corriente de trato entre nosotros, particularmente de los docentes que, conocedores de su poder, abusan del mismo.

 

 

 

 

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