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El Telégrafo
José Gonzalo Bonilla

Amigos o enemigos

16 de octubre de 2019

Leyendo a profundidad la última asonada en la ciudad de Quito, es claro y notorio que, el conflicto, propio de una estrategia de guerra de guerrillas, fue implementado por el cerebro del socialismo del siglo XXI. Poniendo como cabeza de lanza al movimiento indígena, los conspiradores se escondieron cobardemente atrás de los ponchos.

La asonada tuvo como saldo positivo la herida de muerte a la Revolución Ciudadana. Como saldo negativo, el desenterramiento y profundización de los sentimientos racistas de los ciudadanos ecuatorianos que aún se creen europeos.

Luego del primer levantamiento indígena hace ya treinta años, recorrió por el país un aire de optimismo pedagógico por la multiculturalidad y la inclusión social. Los indígenas se convirtieron en actores principales de la vida social y política del país.

Sin embargo, esa celeridad perdió fuerza durante el régimen correísta, período en el cual fueron perseguidos y encarcelados sus máximos dirigentes. Encarcelados muchas veces por pequeñas manifestaciones. Nunca fueron violentas ni subvirtieron el orden público.

Durante la primera mitad del siglo XX era la Iglesia católica la que gobernaba la mente de los indígenas. Los años posteriores, actores políticos con formación marxista, reemplazaron a los sacerdotes católicos y fueron quienes se arrogaron la verdad absoluta.

Quizá sea esta la explicación del porqué un economista mishu –mestizo no perteneciente a ninguna nacionalidad- se arrogó la representación de los indígenas decretando: “nosotros no firmaremos ningún acuerdo”. Ese nosotros suena a falsa delegación y sobre todo una falta de respeto a la dignidad indígena.

Siguiendo el ejemplo de Nelson Mandela, el Ecuador necesita una política de reconciliación nacional. La visión del líder sudafricano se dirigía a la construcción de “una nueva sociedad que no se vea maleada por el pasado”. Se trata de construir un proyecto de nación en el que participen todos, absolutamente todos. Donde participen amigos o enemigos. (O)

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