Los negociantes que suelen apostar para ganar dinero, prebendas, importantes cargos públicos y hasta el poder político, frente a inesperados reveses, se agobian y deciden aplicar artimañas, para recuperar, por lo menos, sus inversiones. Es así como la derecha política, con el respaldo de la “prensa independiente”, ensaya maniobras para confundir el triunfo inobjetable del Sí a nivel nacional, invoca a la resistencia y se apresta a sabotear la majestad de la Asamblea.
Articulistas de los medios privados y analistas contratados se convierten en matemáticos, científicos y agoreros, y a base de cálculos imaginarios pretenden, sin conseguirlo, enturbiar la transparencia del proceso democrático. Como parte de la estrategia, un sector de la partidocracia, en el último día de plazo, presenta, sin fundamentos, un cúmulo de apelaciones, con la finalidad de prolongar el pronunciamiento definitivo de los resultados de la consulta y referendo.
En esta campaña soterrada contra el régimen, un personaje extranjero invitado opina sobre la contienda electoral y en su condición de intermediario invoca al diálogo para el tratamiento de los temas ya aprobados en la justa cívica. E incluso se atreve a predecir que, en caso no se escuche su mensaje, el Gobierno estaría avanzando a un callejón sin salida. No se puede ocultar la angustia de la oposición por buscar o inventar estrategias para frenar el indetenible avance de los principios proclamados por el Socialismo del Siglo XXI que se sustenta en la paz y justicia social.
Aún no termina el sabotaje de la derrotada partidocracia y sus aliados. Ahora concentran sus acciones desestabilizadoras en la Asamblea Nacional. La increíble alianza entre adversarios de ayer, desafiante, anuncia que solo apoyará las reformas que se desprendan de las preguntas que hayan alcanzado más del 50 por ciento en la consulta, e incluso amenaza con trasladar su protesta a las calles.
El gobierno de Alianza PAIS, con el liderazgo de Rafael Correa, comprende que la oposición no cesa en sus artimañas para recuperar posiciones, pero confía en el apoyo de los pobres del país.
El triunfo del Sí es nacional, con ligeras variantes en sectores, pero su aplicación, por lógica, se generaliza. En Ecuador, por historia y vocación, rige la democracia, vocablo que significa gobernar por mandato popular. En esa dirección se mantiene el gobierno de la Revolución Ciudadana, inclaudicable.