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El Telégrafo
Mauricio Riofrío Cuadrado

Argentina, entre la espada y la pared

19 de noviembre de 2023

A pocas horas de conocer quién será el nuevo timón de la otrora potencia sudamericana, los fantasmas de la política y las ideologías extremas rondan a la nación gaucha.

Por un lado, Sergio Massa, candidato de la alianza peronista “Unión por la Patria” nada más y nada menos, ministro de economía del gobierno kichnerista de Alberto Fernández que ha fracasado rotundamente en el manejo de las finanzas públicas y, por otro, el sorprendente e iracundo Javier Milei, candidato republicano y libertario, según sus definiciones, que ofrece darle un giro de 180 grados a la Argentina, país que en la actualidad se debate en medio de una crisis de ribetes dramáticos, dados los números que evidencian el desastre económico que le llevarían en diciembre próximo al 150% de inflación interanual.

Uno de cada cuatro habitantes vive en la pobreza y la deuda bordea el 85% del Producto Interno Bruto, calamitosa situación que se agrava conforme pasan los días de la mano de las decisiones desacertadas del peronismo kichnerista que, día tras día y recurrentemente, hace apología del socialismo del siglo XXI, aquel proyecto que, sin miramientos de ninguna naturaleza, tiene como hoja de ruta el desprecio por la libertad individual y una idolatría enfermiza por el estado. 

Dicen ellos, siguiendo la interpretación maquiavélica de Sao Paulo y Puebla que, el fin justifica los medios, cuando en realidad es exactamente al revés, pues los medios indignos y criminales corrompen y envilecen los fines, para estar de acuerdo con Albert Camus “en política son los medios los que deben justificar el fin”. Contundente y lapidario.

Por su parte, el candidato de “Libertad Avanza” Javier Milei, economista de profesión, con un discurso confrontativo, ha diseñado su plataforma electoral sobre la base de la posibilidad de la dolarización de la economía, además de una total e impostergable reingeniería institucional.

Terminado el debate que se produjo en días pasados, en el que Milei se la pasó intentando no parecer un loco y Massa no parecer gobiernista (esto es entre vos y yo) éste debe ser considerado, tan solo un capítulo más de la campaña electoral, sin que se pueda catalogar como determinante para el resultado final, verbigracia el caso ecuatoriano que resulta una referencia ineludible, vistos los resultados en las urnas.

Los argentinos en los últimos tiempos van de tumbo en tumbo, se caen y se levantan, se endeudan batiendo récords, como aquel crédito de 44.000 millones de dólares que, en el 2018, le puso como mayor deudor del Fondo Monetario Internacional y, que luego devino en una espectacular pérdida del poder adquisitivo del peso y la consecuente precarización laboral. Las pruebas son contundentes, el que lo entiende ya lo ha entendido, el que no, no lo va hacer nunca.

El Fraser Institute de Canadá, citado como fuente de muchos analistas, ha establecido un índice de libertad económica en el mundo, en donde países como Suiza, Hong Kong y Singapur, crecen económicamente tres veces más rápido en relación a países como Venezuela, Bolivia y Argentina, sin contar que, entre los índices mundiales de corrupción, estos países sudamericanos, tienen lugares destacados por ladrones.

A estas horas las cartas están echadas, la tromba que provoca Milei con un discurso políticamente incorrecto, ha desatado el entusiasmo de los argentinos por las ideas de cambio expuestas, frente a la verborrea populista que trata de defender lo indefendible, pues la comida falta en la mesa y las calles están atestadas de desempleados -ese sí- que es un factor determinante para decidir.

Llegue quien llegue, siempre esperaremos que la Argentina no llore a causa del gobierno de cualquiera de los dos.

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