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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

Argentina despenaliza el aborto, ¿y Ecuador?

16 de junio de 2018

Nadie busca promover el aborto en sí mismo, el aborto es el último recurso al que acude una mujer. Estar a favor de la despenalización del aborto no significa estar a favor de su práctica, más bien implica estar en contra de la penalización y criminalización de las mujeres. El triunfo en el camino a la legalización del aborto en Argentina ha tenido unas dimensiones épicas.

Y nos ha llenado de alegría, no solo a las mujeres feministas sino a todos aquellos que preocupa la vida de las mujeres, sobre todo las más pobres que arriesgan su vida por un aborto clandestino. Pudimos advertir un debate muy amplio, y sustentado en Argentina. Los asambleístas tuvieron que escuchar a filósofos, genetistas, biólogos en exposiciones argumentadas que fueron el sustento de la decisión de los diputados. No obstante, el trabajo fue de las mujeres militantes, no solo de las que como una marea humana se apostaron fuera del recinto parlamentario, sino aquellas que durante décadas han luchado por esta conquista en ese país.

Del otro lado, diputados y diputadas, supuestas defensoras de la vida, si bien estaban respaldadas por una buena parte de la sociedad más conservadora y retrógrada, no pudieron debatir con suficiente rigor frente a una realidad evidente: los abortos están ahí y van a seguir sucediendo; frente a esto, el debate, más allá de cuando se inicia la vida, es cómo la política pública puede abordar esta problemática que conlleva una alta tasa de mortalidad materna. De todas formas, hay que decir que apenas unos pocos votos fueron los que dieron el triunfo a la iniciativa de ley, lo que muestra la radicalidad de este debate.

Para Ecuador, para las mujeres ecuatorianas y para las feministas, todo esto constituye una inspiración, no obstante, es desesperante advertir que acá estamos muy atrás: ni siquiera alcanzamos a despenalizar el aborto por violación, grave herencia del correísmo -no la penalización sino la pérdida de la oportunidad histórica que hubo para despenalizar- y no se advierte ningún síntoma de que alguna de las bancadas legislativas esté diseñando reformas en referencia a este tema. Corresponde tomar renovados bríos al movimiento de mujeres para impulsar estos cambios. El tema del aborto genera posturas extremas, los que están a favor y aquellos que están en contra. Sin embargo, hay una serie de posiciones intermedias que es necesario considerar.

La total libertad para abortar, sin importar razones o temporalidades, solo ocurre en muy contados países, como Canadá, China, Corea. En la mayor parte de países europeos, Estados Unidos y otros, el aborto tiene restricciones temporales de gestación para practicarlo; es lo que se acaba de aprobar en la cámara de diputados en Argentina -pero que aún requiere aprobación del Senado y veto presidencial-. Nosotros nos encontramos muy por debajo de la posición moderada por excepción, pues solo está despenalizado por malformaciones o en caso de que ponga en riesgo la vida de la mujer, y no incluye el aborto en caso de violación. Es urgente que el país avance en debatir social y jurídicamente este tema, con el ejemplo de lo ocurrido en Argentina. (O) et

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