La espiral viciosa de la corrupción es un tema que debe tener una contraparte que la combata con la misma constancia y recurrencia con la que se genera, para lo cual es indispensable contar con una sociedad libre para expresarse, para denunciar y pedir cuentas a quienes manejan y administran el dinero de todos.
El resumen global del Índice de la Precepción de la Corrupción efectuado por Transparency International(TI), que clasifica a 180 países en una escala de 0 (muy corruptos) a 100 (muy limpios), evidencia que dos tercios de éstos, es decir 120 países, no llegan a 50 puntos. Los países que encabezan la lista y dan cuenta de su “limpieza” son Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda, estos países también están entre los mejores puntuados en lo que se refiere a libertades civiles, según el informe Democracy Index (www.transparency.org). Por otro lado, Somalia, Siria y Sudán del Sur tienen los puntajes más bajos y por tanto son los más corruptos.
En el continente americano, la medición destaca como más transparentes a Canadá, Uruguay, Chile y Estados Unidos, en tanto que los últimos lugares dejan con el vergonzante membrete de más corruptos a Venezuela, Haití y Nicaragua.
En el Ecuador la Fundación Ciudadanía y Desarrollo,contacto nacional de TI, analiza y determina que en 2020, teníamos la posición 92 de 180 y para 2021 estamos en el puesto 105 de 180, es decir ha aumentado el índice de percepción de la corrupción. Hay que decir también, sin que sea consuelo ni mucho menos, que en el año 2017 descendimos al puesto 117.
Hay una relación directamente proporcional entre los niveles de corrupción y la erosión de la democracia provocada por el autoritarismo y las crisis institucionales que son, lamentablemente, una constante en el nuestro y en gran cantidad de países de la región. Bastaría citar a la Venezuela de Nicolas Maduro que “ostenta” 14 puntos sobre 100 en el año 2021.
Ahora, la intención no debería ser quedarse en los fríos números que dan cuenta de una asignatura pendiente en cuanto al control de la corrupción, inclusive en este rubro,en otras mediciones, aparecemos por debajo del África.
En este contexto, se trata de impulsar acciones concretas para obtener resultados tangibles, eso es lo que necesita el país. Los ecuatorianos sentimos, más allá de las hojas de ruta, estrategias y correctos planteamientos, que hacen falta mecanismos de implementación para dar pasos hacia adelante, la cacería debe y tiene queempezar en la práctica.
Los análisis, encuestas, sondeos, estudios estadísticos y números sobre determinada situación, son referencias y herramientas que sirven para adoptar políticas y plasmar ejecutorias que, nos sirvan para entrar en la cultura del hacer y sobrepasar, de una vez por todas, la comodidad del decir o escribir.
Mientras tanto en el Ecuador, la opinión generalizada es que estamos frente a un estado fallido, cuando también se puede afirmar, vistos los audios, videos, comparecencias, denuncias, investigaciones, juicios y violencia del día a día, que somos una sociedad fallida, víctima histórica de un populismo montaraz que no es atribuible al último gobernante, sino a una estructura perversa y profunda que siempre ha hecho alarde de cambios y reformas, sin que haya pasado de un gatopardismo puro y duro que,cambia todo para que nada cambie…