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El Telégrafo

Antes de que sea muy tarde

15 de agosto de 2011

El concepto de RESILIENCIA se ha venido aplicando para definir el límite hasta donde se puede intervenir dentro de un sistema natural sin ocasionar desastres ecológicos originados por la sobreexplotación indiscriminada de los recursos naturales en general y en particular la de los recursos naturales renovables (RNR)

La palabra resiliencia, viene del verbo latino resilio, que significa “saltar atrás” y su significado ha sido utilizado en diferentes disciplinas científicas para  definir hasta qué punto un sistema natural puede resistir al desequilibrio.

En 1973 Crawford Holling introduce el concepto de resiliencia en la ecología para explicar los procesos a través de los cuales los ecosistemas se automantienen y persisten frente a perturbaciones del hábitat. Es decir, la resiliencia es la capacidad de un sistema natural para recuperar la calidad original, después de sufrir disturbios de una relativa intensidad. Como ejemplo, podemos citar en nuestra región las quemas de las plantaciones de teca
durante la época seca, las cuales se recobran rápidamente en la época de lluvias.

La resiliencia es la base de la sustentabilidad, de un sistema complejo para mantener su integridad en el tiempo, a pesar de la inestabilidad ambiental. El conocimiento de la resiliencia de nuestros sistemas naturales nos permitirá establecer el denominado “umbral de resiliencia”, que es el límite de la perturbación que puede soportar un sistema sin perder definitivamente su equilibrio. En la medida que nos vamos acercando a este límite, la producción natural irá disminuyendo y el costo del manejo del sistema para obtener sus beneficios irá aumentando. 

En la explotación de los RNR, del estuario de la cuenca del Guayas nos vamos acercando peligrosamente al umbral de resiliencia. La agresiva intervención practicada sin control por la actividad camaronera sobre el ecosistema del  manglar, sin estimar la interdependencia con los demás sistemas naturales, tendrán como consecuencias el deterioro general del medio ambiente.

El manglar disminuirá su producción de hojarasca y detritus, que abastecen el medio acuático de nutrimentos para el desarrollo de las cadenas alimenticias, que aprovecharán posteriormente el camarón y  otras especies acuáticas de las cuales depende la economía del habitante del área,  originando un deterioro irreversible de la zona que es necesario corregirlo antes de que sea irrecuperable.

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