Hace un año atrás, el Ecuador estaba a puertas del cambio de sus principales autoridades: el Presidente y Vicepresidente de la República y la Asamblea Nacional. Tras la pandemia del COVID-19 y sus terribles secuelas económicas y sociales, reinaba cierta esperanza.
La economía ecuatoriana había decrecido casi 8% como nunca antes, uno de cada tres ecuatorianos vivía bajo el umbral de la pobreza y el 15% bajo la extrema pobreza, apenas 3 de cada 10 trabajadores tenían un empleo adecuado, habíamos visto horrorizados la primera masacre en uno de los centros de rehabilitación social del país; y, Ecuador contaba con 3.3 millones de vacunas, entre ellas, 2.2 millones inoculadas.
En este contexto, la solución a los graves problemas nacional no era fácil; pero, la invitación a un Gobierno del encuentro parecía un primer paso importante para reorientar la política; más aún, cuando Guillermo Lasso conocía la conformación plural de la Asamblea Nacional y la insuficiencia de su bancada legislativa.
A más de la invitación a un Gobierno del encuentro, el presidente de la República acertó en el diseño y la ejecución del Plan de Vacunación 9/100 como requisito fundamental para la anhelada reactivación económica.
El mayor y único logro del Ejecutivo ha sido el plan de vacunación. Lamentablemente, para la inmensa mayoría de ecuatorianos, sus condiciones de vida siguen siendo iguales o peores que antes.
El encuentro no pasó de ser una invitación y, en las pocas mesas de trabajo gubernamental, un diálogo de oídos sordos. La crisis política e institucional ha escalado a tal punto que el Gobierno de Guillermo Lasso, reiteradamente, ha amenazado de disolver la Asamblea Nacional mientras que buena parte de la ciudadanía promueve la revocatoria del mandato del presidente de la República. Varios estudios de opinión concluyen que, en menos de un año, el régimen habría perdido más de la mitad del apoyo a su gestión.
La orientación de las políticas de Guillermo Lasso ha sido errada. Aún en el mejor de los casos, a enero de 2023, la economía ecuatoriana no recuperará los niveles de 2019. Los niveles de pobreza y extrema pobreza siguen siendo igual o más dramáticos. La oferta de crear dos millones de nuevos empleos es otra promesa incumplida. Cada día, nos asaltan y asesinan; y, a las mujeres, las agreden y violan.
Al cumplir un año de gestión, urge una evaluación y una reorientación de las políticas del Gobierno. El diálogo, los acuerdos y las agendas mínimas son importantísimas para enfrentar los graves problemas que tiene el país.