Cuando se trata de hacer publicidad y propaganda de los logros del liberalismo y del neoliberalismo no faltan los espacios de noticias que recalcan las novedades estadísticas y morales. Hace un par de décadas de pronto la posibilidad de los análisis radica en la elección de rostros mediáticos que puedan empatar entre la buena imagen del analista y la información que ponga en venta. El jueves pasado bastó revisar dos noticias para darse cuenta de las tramas que construyen ciertos medios que buscan a toda costa demostrar que el Ecuador de antes fue mejor e institucionalmente fuerte. Pero la realidad, que es la medida de todas las cosas, destruye a cada paso esas afirmaciones, aunque las voces “autorizadas” digan lo contrario. Todos sabemos que hemos padecido de un mal de memoria generacional, es decir, que cada generación se recrea el pasado a su manera y bajo sus intereses, y a esto se suma el lugar que cada individuo ocupa en la sociedad, sea a nivel de clases sociales, estamentos o castas, etc. Entonces las clases sociales acomodadas se recrean un país que siempre fue próspero y que la culpa de que el país haya dejado de serlo radica en los políticos y en la política. Lo que nunca nos dicen es que ellos, sus familias, fueron quienes ejercieron de políticos e hicieron de la política una cuestión de clase, de casta o estamento, y en muchos casos las tres cosas simultáneamente. Esa visión del Ecuador rápidamente fue reproducida a través de un sistema de educación que fomentó un imaginario de país, patria, nación, estado, acorde al imaginario dominante.
Basta recordar cómo ciertas generaciones de clase media recalcan que el pasado fue mejor y uno se pregunta quién podría respaldar esas creencias, si la gran mayoría de la población históricamente ha sido pobre y excluida; ¿de dónde la clase media tiene la idea de que el país antes fue mejor? Y, claro, encontramos que los llamados analistas -no solamente ellos- cotidianamente, a través de todos los medios, nos venden, nos recrean un imaginario de país inexistente. El jueves mencionado, un analista ecuatoriano afirmaba en CNN que la pobreza en América Latina es producto de alejarse del modelo de gobierno responsable. Y que para el caso del Ecuador, este se encuentra en el penúltimo lugar de ocho. Y, por el otro lado, Chile alcanza el primer lugar en superar los altos índices de pobreza, gracias a su modelo de gobierno responsable. Según este analista de la fundación Ethos y su “modelo” de análisis, la pobreza ya no es solo una cuestión de ingresos o salud, etc., sino que incorpora variables como “entorno institucional”, democracia, competitividad económica, etc.
Entonces resulta que -justo- la mayoría de países que han decidido tomar otras vías políticas está mal… Ese mismo día, cien mil estudiantes chilenos salieron a exigir educación pública y gratuita, y fin a una educación privada excluyente.