El anuncio, largamente esperado, de extender beneficios de seguridad social hacia las comúnmente llamadas “amas de casa” se lo hizo recientemente. De acuerdo a la Constitución “se reconoce como labor productiva el trabajo no remunerado y cuidado humano que se realiza en los hogares” y “la protección de seguridad social se extenderá de manera progresiva a las personas que tengan a su cargo el trabajo familiar no remunerado en el hogar” (art. 333).
El proyecto de ley de “Justicia laboral y reconocimiento del trabajo en el hogar” que entregara recientemente el Ejecutivo a la Asamblea, no obstante, no pretende cubrir todas las prestaciones de seguridad social, sino únicamente un régimen de pensiones. Desconocemos si esta restricción se debe a la progresividad que va a tener la medida o a una deliberada exclusión de las otras prestaciones sociales como atención médica, acceso a préstamos, entre otros. Los aportes económicos provendrán de la unidad familiar y del Estado, el aporte del Estado se reduce conforme aumentan los ingresos familiares, mientras que el aporte de la familia aumenta a medida que suben sus ingresos.
De acuerdo a una búsqueda reciente que realicé, para escribir este artículo, pude constatar que las estadísticas del IESS no están actualizadas y no siempre tienen un enfoque de género que nos permita diferenciar las diferentes prestaciones por sexo. Los afiliados cotizantes hasta el año 2010, son en su mayor parte hombres, más de 1 millón 200 mil afiliados varones, mientras que las cotizante afiliadas mujeres son apenas cerca de 834 mil. El sueldo promedio de los afiliados varones supera en casi 100 dólares el de las afiliadas mujeres. De ahí, que una fuerte incorporación de mujeres como afiliadas equilibraría y dependiendo del número, hasta superaría al de los hombres.
Sin embargo, en las condiciones que ellas se incorporarían, difícilmente tendría un impacto positivo sobre el sueldo promedio, más bien este bajaría aún más de lo que se nos muestra para el año 2010.
En nuestro país existirían más de 2 millones 400 mil mujeres “amas de casa”, esto representa la tercera parte de la población, de acuerdo a datos del INEC. Según esta misma fuente, el “índice de amas de casa” habría bajado sustancialmente en los últimos años del 80% al 30% (Telégrafo 19/9/2014). Además, de acuerdo a la Encuesta del uso del tiempo, las mujeres dedican más de 31 horas a la semana a un trabajo que como todos sabemos, no es reconocido económica, social ni simbólicamente.
El tema del seguro social para las “amas de casa” posiciona al menos dos temas espinosos: por un lado, el anuncio de que el financiamiento de estos subsidios provendría de equilibrar utilidades a un segmento de los propios trabajadores; por otra parte, el hecho de circunscribir al ámbito de la familia el ejercicio de este derecho de ciudadanía social ha sido entendido por algunos estudiosos como un reforzamiento de los roles de género tradicionales, de la división sexual del trabajo y por consiguiente de la estructura patriarcal. Desarrollaré estos debates en los siguientes artículos.