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El Telégrafo
Felipe Rodríguez

¿Alvarado inocente?

19 de octubre de 2020

El lunes anterior al anticorreísmo le cayó el baldazo de agua fría. Uno de los artífices más profesionales del Estado de propaganda de nuestra historia fue declarado inocente en el caso de peculado de la SECOM, junto a Bravo y otros. Hoy el país se merece conocer esta historia.

Sí, se trata del caso en el cual Fernando Alvarado se despojó del grillete electrónico y puso al sistema en jaque. ¡Fue un escándalo! Por fin atraparon al “villano” y éste escapó entre las piernas de nuestras fuerzas de seguridad. ¡Una burla, decían!

Hoy voy a quitarles el velo. Pongan mucha atención. El caso SECOM-GOTA AZUL nació así: Contraloría inició este incendio, emitiendo un IRP, sosteniendo los siguientes indicios:  1. Se celebraron contratos sin Términos de Referencia; 2. Se suscribieron contratos sin contar con proformas presupuestarias; 3. Se hicieron pagos sin convenios de pago; 4. Se perjudicó al Estado en algo así como 600 dólares (sí, en serio, algo así como 600 dólares); y, 5. Los productos contratados no fueron entregados.

El mismo IRP llevaba anexos. ¿Quieren saber cuáles eran los anexos al famoso IRP de Contraloría? Siéntense y tomen agüita para seguir leyendo: Anexo 1: los Términos de Referencia; Anexo 2: Las proformas presupuestarias; Anexo 3: Los convenios de pago.

¡Sí! ¡Contraloría sostuvo que A, B y C no existían y acto seguido anexaron A, B y C a su informe! Usted dirá: “¡Imposible que sean tan brutos!”. Yo respondo: siento decirle que esta es la tónica de todos los informes de esta Contraloría.

¿Y sobre el perjuicio al Estado? Pues en juicio no se probó perjuicio alguno; por el contrario, se demostró que el producto por el que se pagó en efecto fue entregado.

No gente, no. No se trata de lo que algunos llaman “errores de buena fe”. Tampoco se trata de un informe intencionalmente mal realizado. Se trata de la constante de este país: lo que ustedes ven en redes sociales como una verdad, en la vida real es mentira (miren por la ventana si ya olvidaron dónde queda el mundo real).

 

¿Qué es lo que nos debería realmente indignar? Pues que, teniendo la posibilidad de descubrir los verdaderos atracos de la “década ganada”, Contraloría sigue disparando con pistolitas de agua (y así es en todos los casos).

 

Perseguir con los métodos del ayer no nos hace futuristas, nos confirma como cavernícolas. A veces pienso que la inactividad de Pólit era menos vergonzosa. Por eso dejo esto para su reflexión: ¿qué debe repugnarnos más? ¿Ocultar la corrupción bajo una sábana o fabricar mil quimeras para que constantemente miremos hacia otro lado?

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