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El Telégrafo

Algunos resultados de la consulta

11 de mayo de 2011

La campaña de la consulta permitió al pueblo debatir, como nunca antes, sobre temas de trascendencia nacional. Esto de suyo es un logro.

Dejó al descubierto un maridaje entre la vieja derecha y partidos y movimientos progresistas.

Sin argumentación, más con vísceras y corazón que con cerebro, despotricaron del Gobierno y el Presidente. Lo importante era oponerse, confundir, desinformar para afectar el proyecto político.

El viejo poder oligárquico “coincidió” o utilizó “izquierdistas” serviles y sectores desleales, resentidos y alejados de AP, y algunos dirigentes de gremios y movimientos. Buscó confundir y, en cierta forma, lo logró.

El poder mediático de los grandes propietarios de la prensa y algunos de sus voceros, irónicamente, defendieron la “autonomía” del poder judicial y la “libertad de expresión”. Defendían sus intereses. Montecristi Vive hizo lo suyo. En su portal recogió todo lo que se escribió y dijo contra Rafael Correa. Se desacreditaron. Los imaginé serios y reflexivos. Me equivoqué. Marcharon con la derecha, la partidocracia, las trincas de siempre. Hasta de editorialistas extranjeros difundieron sus diatribas.

Al escribir esta nota, el CNE registraba apenas un 45% de actas escrutadas. En ellas, el Sí gana en todas las preguntas, con diferencias menores en la 4 y 9. No incluye información de las provincias de mayor electorado (Guayas, Manabí, etc.) donde el Sí gana con amplitud. Tampoco Pichincha.

Confunde al no señalar los resultados con los votos válidos, como establece el art. 106 de la Constitución.

Los resultados que AP controla, con un 67% de actas, tienen diferencias mayores. Sin dudas, afirmó que el pueblo, por octava vez consecutiva mayoritariamente, ha apoyado el cambio. La oposición practica una vez más la táctica de la dilatoria, pide el reconteo voto a voto de miles de urnas; quiere crear condiciones para luego hablar de fraude.

Hasta hace poco afirmaban que el CNE servía al Gobierno.

Lo cierto es que se ha movido el tablero político. La “izquierda” opositora se mostró subordinada a la derecha golpista. Tendrá líos. El  electorado de la Costa se volcó masivamente hacia AP; el Azuay rechazó la ingrata postura del Prefecto; en la Sierra centro hay un quiebre hacia la derecha. Mayores responsabilidades para el Gobierno.

Todo conduce a un replanteo de la organización y táctica del Gobierno y de AP. Sobre todo, exige su adecuada y rápida organización, que defienda y profundice el proyecto político.

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