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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Alerta por el oculto apoyo a los golpistas

19 de diciembre de 2015

La guerra económica interna, financiada y dirigida por la gran oligarquía, la crisis en el exterior, orquestada por el imperio con el asesoramiento mediático y otros factores, incidieron en el triunfo de la derecha reaccionaria en Venezuela, en las elecciones por el control de la Asamblea Legislativa. El serio revés es un indicador de alerta para los gobiernos de los países alineados por el cambio social y de esporádico entusiasmo para la oposición y prensa privada en Ecuador, que al unísono, suponen que ha llegado el final del socialismo siglo XXI y el retorno de la nefasta era neoliberal y para ello, alistan mañoserías, llamados a la ficticia unidad y el endurecimiento de los golpes blandos en procura de vencer a Alianza PAIS, en la contienda de 2017.

Ha dicho el presidente Rafael Correa, y es un enunciado veraz, que Ecuador y Venezuela, en el ámbito político, se movilizan en diferentes realidades. Aquí, la oposición es desunida, ambiciosa, mediocre, aventurera y sin líderes capaces y confiables, pero aun así, alentada por el triunfo de otros, sus integrantes dispersos, pretenden por su cuenta, captar posiciones en la Asamblea y desde allí negociar la unidad y estrategia para desestabilizar al régimen del Buen Vivir e intensificar la contrarrevolución. Es evidente que en el sector de los contrarios prevalece la defensa de sus propios intereses, alejándose de la posibilidad de armar una alianza para llegar con candidato presidenciable único, al Palacio de Carondelet. Todavía se  escuchan voces sin eco, invocando unidad con la manoseada proclama de acabar con la tiranía, rescatar la libertad de expresión, la democracia, sepultar las enmiendas constitucionales y velar por la transparencia en el proceso electoral.

Como a los grupos embarcados en la oposición se les torna confuso y complicado el panorama político-electoral, por la carencia de un candidato presidencial único y los fallidos intentos por consolidar alianzas, promueven reuniones públicas y ocultas para analizar estrategias, pretextos y acciones golpistas tendientes a debilitar al régimen del Buen Vivir y abrir espacios hasta llegar, por lo menos, al control de la Asamblea Constituyente.

Se descarta la opción Madera de Guerrero o socialcristiana por temor a una tercera derrota. El representante de la rancia clase bancaria se está quedando solo con su autocandidatura. Un sector de indígenas, seudoizquierdistas y unos cuantos arrepentidos han declarado que jamás irán de la mano con quien proclama y se pronuncia con entusiasmo por la restauración conservadora. Álvaro Noboa y Lucio Gutiérrez no convencen, por su chifladura, el uno, y el otro, por incumplir sus promesas. Ambos yacen sepultados en el desprecio ciudadano.

Esos grupos diseminados de la oposición, sin otra alternativa, se organizan por separado para participar en la próxima justa cívica, en busca de cupos en la Asamblea, y dentro de su aspiración de lograr mayoría, convertirla en centro de conspiración. Solo la fortaleza de un pueblo unido y convencido de sus principios, con la dirección de Alianza PAIS, cerrará con firmeza el paso acelerado de los golpistas y se convertirá en garante de la paz, la democracia y la terminación del proyecto político del socialismo siglo XXI en beneficio de los grupos sociales más pobres de la patria. Definitivamente, en Ecuador ya no queda sitio para los oportunistas, desleales, corruptos y aventureros de la política. (O)

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