Dice el adagio “una cosa es con guitarra y otra con violín”. El nuevo presidente argentino fue jefe de gabinete de Néstor Kirchner, quien gobernó en la efervescencia del Socialismo del Siglo XXI, con gran disponibilidad de dinero, cuando era fácil ser popular repartiendo recursos, formando parte de esa sociedad de populistas y demagogos: Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y Lula. Desaparecieron los recursos. Ellos mismos los dilapidaron de forma irresponsable y, en vez de invertirlos en el desarrollo, los hicieron desaparecer entre obras innecesarias y corrupción ostensible.
Alberto Fernández es un melómano, rockero, compositor aficionado que toca la guitarra pero que, cuando intentó el piano, se quedó corto, según propia confesión. Es muy probable que la vida política le demuestre que, en efecto, es fácil gobernar cuando hay mucha plata que se reparte demagógicamente y que, por el contrario, sea casi imposible gobernar cuando la plata no alcanza.
Los socialistas del siglo XXI gobernaron en época de bonanza inédita, se gastaron todo el dinero y dejaron endeudados a sus países. Fueron una suerte de peste que destruyó instituciones, que cambió leyes a su beneficio, que derrochó todo. Un desastre.
Mauricio Macri no estuvo a la altura de las circunstancias.
Evidentemente sería injusto cargarle a él la culpa de la debacle. La debacle es la consecuencia de la demagogia Kirchner-Fernández, de la combinación de ineptitud y latrocinio. Sin embargo, Macri no fue capaz de revertir el desastre y, por el contrario, a él le estalló en las manos, cargándole de impopularidad.
El gradualismo, la falta de ideas, la carencia de un discurso político consistente, sus limitaciones en la arena política determinaron su derrota. Por supuesto, lo fundamental es la inflación del 55%, la devaluación del peso, el aumento de la pobreza en un 10% y una deuda externa que alcanza el 80% del PIB.
Fernández, político ducho, curtido en las huestes peronistas-kirchneristas, en la izquierda de la Universidad de Buenos Aires, tiene el desafío de recuperar a Argentina. ¿Podrá hacerlo?. Lo dudo. Otra cosa es con violín. (O)