Al concluir mi misión diplomática en El Salvador, retorno a mi patria después de siete años de ausencia, luego de haber representado a mi país, cinco años en Cuba y dos en El Salvador.
Nos despedimos de El Salvador con la grata satisfacción del deber cumplido. Llevamos en nuestro equipaje los mejores recuerdos y el aprecio de los amigos que hemos cosechado, especialmente en el ámbito de la cultura y en los institutos educativos con los que tuvimos la oportunidad de relacionarnos.
En tan solo dos años se han robustecido las relaciones bilaterales, gracias a un trabajo tesonero, comprometido y con una auténtica vocación integradora. Hemos repetido en muchas ocasiones que la integración no puede restringirse únicamente a la esfera de lo económico, político y comercial.
Durante nuestra gestión, el vicepresidente Salvador Sánchez Cerén visitó el Ecuador
y posteriormente el canciller Hugo Martínez. Es importante resaltar que nunca antes, magistrados de esta talla habían visitado mi país. Después de diez años de intentos fallidos y dilaciones, en el pasado mes de julio se reunió por primera vez la Comisión Mixta Ecuatoriana-Salvadoreña, habiéndose encontrado varios puntos coincidentes para el inicio de la Cooperación Sur-Sur.
Se han iniciado negociaciones tendientes a la firma del primer Acuerdo de Alcance Parcial y Complementación Económica entre El Salvador y Ecuador, debiendo reiniciarse las negociaciones en el mes de enero del próximo año.
Por mis gestiones como jefe de Misión, el presidente Correa y el vicepresidente Lenín Moreno dispusieron el envío de dos aviones cargueros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, trayendo una ayuda solidaria para los damnificados por las intensas lluvias que ocasionaron grandes perjuicios a la población.
Cabe destacar que, a más de la ayuda solidaria, consistente en víveres, cobijas, materiales de aseo, también entregamos una dotación de sillas de ruedas, camas,
colchones y otros materiales para ser utilizados por personas discapacitadas existentes dentro del grupo de los damnificados. Igual ayuda fraterna y solidaria se la envió a Honduras, prescindiendo de situaciones políticas, aún
no superadas.
Hemos colaborado fervientemente con la educación, nuestra presencia en las universidades ha sido permanente: ora en la cátedra Simón Bolívar, ora en la cátedra José Martí. Tuve el inmenso honor de haber sido designado profesor de la Maestría de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de El Salvador.
San Salvador, noviembre 30 de 2011