Muchas de las consecuciones de las mujeres, sobre todo en el ámbito de la ciencia, pero también en el de la literatura y en otros espacios, se han tratado de adjudicar a los hombres, pensando que era imposible el que las mujeres tuviéramos tales resultados positivos.
Pensamos que esto era cuestión del pasado, pero acabamos de vivir una experiencia que nos demuestra, una vez más, que esos viejos estereotipos no se han superado.
La primera noticia que se tuvo sobre la fotografía tomada a un agujero negro en el espacio exterior, atribuyó al jefe del equipo, un hombre, dicha hazaña, hasta que fue él mismo quien se encargó de desmentir esta situación, visibilizando el trabajo de una de sus ayudantes, una becaria de posdoctorado del MIT, como la autora de dicho éxito científico.
Efectivamente, Katie Bouman es la autora del algoritmo que ayudó a capturar la imagen del agujero negro, pasando a la historia de la ciencia en un primerísimo plano.
Esta experta en ciencias de la computación lideró un equipo multidisciplinario que consiguió una hazaña, la de tomar la primera fotografía de un agujero negro, lo que certifica la veracidad de las teorías de Einstein y toma la foto de un elemento que se encuentra a 500 millones de billones de kilómetros cuadrados de la Tierra.
Es un trabajo que llevó años de dedicación y en el que participaron más de dos centenares de científicos, pero nadie puede quitar la primacía de dirigir a este equipo a Katie Bouman, lo que, una vez más, coloca en el liderazgo de la ciencia a una mujer.
Los tiempos están cambiando, las mujeres debemos ser vistas en un plano de igualdad que no deje de lado el quehacer de las científicas en los avances tecnológicos, científicos, de innovación, que nos adentren en el desciframiento del universo y también en las entrañas de la Tierra. (O)