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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Agónica partidocracia y oligarquía en conspiración

29 de agosto de 2015

La oligarquía, sector de indígenas manejado por audaces de sus propias filas; grupos reaccionarios de oportunistas y traidores, entre ellos, residuos de la otrora gloriosa FUT; y la agónica partidocracia alentada por la prensa comercial, no cesan de practicar mañoserías, difundir rumores falsos, mentir, insistir en movilizaciones sin sentido, fomentar el caos y la violencia con intenciones golpistas en su ínfula por el retorno a la era del atraco y abandono a los más pobres de los ecuatorianos.

Ciertos articulistas conspiradores, en el colmo de su angustia y temor por perder privilegios, crean falsos héroes y en el trauma de la exageración elevan al altar; donde se destacan los grandes de la historia, a una pareja de revoltosos, en idilio fantasma, como si se tratara de Bolívar y Manuela Sáenz, solo para inflar, ficticiamente, la oposición y justificar la violencia indígena, el irrespeto y agresión a miembros de la fuerza pública, encargada con altivez de proteger vida y bienes de los ciudadanos y preservar el orden y seguridad.

Repugna el gratuito espacio concedido a insignificantes activistas políticos, entre ellos al empedernido candidato presidencial perdedor del Prian, ahora saliendo de su madriguera para pedir la renuncia de Rafael Correa Delgado.

La gente se mofa de la ridícula postura de un supuesto líder, carente de ideología y de apoyo de ni siquiera sus pocos allegados.

No entiendo cómo los periodistas, seguramente por llenar páginas sin avisos, consideren vocero importante de opinión al exmilitar derrocado por traicionar al pueblo que lo eligió y a los sectores políticos que lo apoyaron. Se olvidan de las multitudinarias marchas de los ‘forajidos’ contra ese ingrato gobernante. No se dan cuenta de que, sin querer, están contribuyendo a debilitar más la resquebrajada oposición contra el régimen de la Revolución Ciudadana.

Como ya no funciona la convocatoria de la UNE-MPD, ahora se suma a la protesta indígena, en su desesperación por recuperar espacio en el sector educativo, que tanto añora en la era del chantaje. Los restos de la partidocracia, con el apoyo de la prensa ‘independiente’ y la oligarquía, sin otra alternativa, se arriesgan a dar más batallas subversivas en su fallido intento por tumbar al gobierno del Buen Vivir y a su líder, Rafael Correa Delgado.

No se descartan otros hechos desagradables; la oposición se enfurece al no recibir el apoyo popular y se torna más agresiva. Actúan los mismos rostros, desertores y articulistas privados. Todo en su derecho a la protesta se debe aceptar, pero jamás la violencia, el irrespeto y la burla a la justicia. El respeto es el fundamento para convivir en armonía. El irrespeto es la expresión de los vándalos que destruyen bienes, cierran carreteras y agreden a la autoridad. Quienes proclaman la impunidad para los transgresores del orden atentan contra el imperio de la ley, garante de la paz y la seguridad social.

La partidocracia en agonía y la oligarquía, añorando tiempos de placer y enriquecimiento fácil, sin tregua, en sus últimos pasos estirarán la violencia por el retorno a la era neoliberal. La verdad es que la Revolución Ciudadana avanza, inexorable, y hay que tolerar las acciones de los belicosos, pero dentro de los límites previstos en la ley. (O)

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