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Ecuador, 28 de Noviembre de 2024
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El Telégrafo
Salvador Izquierdo

Agenda Cultural de abril aguas mil

29 de abril de 2022

Fecha: martes, 19 de abril; Lugar: Salas Multicines, Cumbayá

Asistí al preestreno de Lo Invisible, una película ecuatoriana que el año pasado participó en el Festival de Cine de Toronto. Dos salas se llenaron para funciones simultáneas. Anahí Hoeneisen, actriz, guionista y directora de la carrera de Cine de la UDLA, lleva el film en sus hombros. Su actuación como Luisa es formidable. Construye el perfil de una mujer conflictuada por los roles sociales vinculados a la maternidad y a las brechas sociales en nuestro país. Trota a menudo, duerme mucho, domina situaciones con su inmensa fuerza y con su fastidio. Se hace daño y bebe demás, espantando a algunos y atrayendo a otros en su búsqueda de sentido inconsistente. La película tiene un ritmo hipnotizante. La escenografía, una especie de Tumbaco-Puembo de la élite quiteña, envuelve y convence, si bien, produce la sensación de que el mismo cine es un aparato que desea obtener un nivel de vida superior al que puede mantener. Pero eso otorga a la película cierta coherencia que no siempre logra el cine nacional. Lo invisible pudiera no tomar lugar en un sitio real: ese Quito requeteaniñado; sino en la presencia física de Luisa, en cierta partes de su materialidad humana, como su cabello que opera como eje magnético del misterio y de lo que ofrece la experiencia cinematográfica. 

Fecha: miércoles, 20 de abril; Lugar: Universidad de las Américas, Quito

María del Carmen Oleas brindó una clase abierta sobre su investigación doctoral relacionada al Arte Contemporáneo en nuestra ciudad. La tesis se publicó recientemente y tuve la suerte de leer el libro en los días anteriores a la charla, por lo que para mí sirvió como un refuerzo. Muchas veces asistimos a este tipo de eventos o a lanzamientos de libros sin haber leído lo que se presenta. Recomiendo lo contrario. María del Carmen conceptualizó el término “arte contemporáneo” de manera didáctica y enriquecedora. Lo hiló con experiencias locales que van desde los años sesenta hasta la primera década de los dos mil. Su estudio muestra casos importantes como los de Pablo Barriga, Ana Fernández y algunos colectivos de principios de este siglo; pero también se detiene a ubicar los complejos escenarios institucionales relacionados a la Casa de la Cultura del Ecuador, el Banco Central del Ecuador y diferentes iniciativas galerísticas. Sería interesante que el estudio, por momentos, “pase al chisme”, por así decirlo, o al comentario crítico alrededor de ciertos casos puntuales; pero se mantiene firme en su intención de documentar y conectar los procesos locales en un ajustado marco teórico.    

Fecha: jueves, 21 de abril; Lugar: Instagram Live

La cuenta de Instagram del Museo Nacional del Ecuador transmitió la visita del conjunto InConcerto a sus instalaciones en Quito. Tocaron piezas de música clásica en la sala temporal que ahora ostenta la magnífica muestra de Olga Dueñas, artista estadounidense radicada en nuestro país durante mucho tiempo. Su arte abstracto geométrico y cinético hace varias referencias a la música. Un texto clave de la exposición, curada por Mónica Espinel, menciona el tremolo y su pertinencia dentro del trabajo de la incansable Dueñas. InConcerto, liderado por Simón Gangotena, produjo una improvisación dedicada al tremolo: vibrante, fresca, emotiva y espontánea. Su afán de sacar a la música clásica hacia espacios no convencionales ya no necesita ser comentado ni explicado, es un hecho tangible. 

Más tarde, ese mismo día; Lugar: Biblioteca Nacional Eugenio Espejo

Asistí a un conversatorio organizado a propósito del Día Internacional del Libro. Entre otras cosas, me atrajo mucho el relato de cómo la Biblioteca Nacional, en diferentes facetas, ha custodiado el Fondo Jesuita, prácticamente desde su extrañamiento en 1767. Me parece que así se puede resignificar esta efeméride. Celebramos al libro, no solo por la supuesta coincidencia entre Shakespeare, Cervantes y el Inca Garcilaso, sino por este gesto de un grupo de gente que está siendo forzada a marcharse pero deja su biblioteca.  

Fecha: lunes 18 a domingo 24; Lugar: mi casa

He estado leyendo el nuevo libro de Daniela Alcívar Bellolio, por las noches, pausadamente disfrutando de cada oración y cada sección. Lo que fue el futuro es una obra de mucha madurez. Sorprende cómo el lenguaje se va moldeando en voces y descripciones que producen placer. La novela de Daniela funciona mejor cuando rompe las narraciones secuenciales de las vivencias sentidas por la autora: en relación a su infancia, sus ires y venires dentro del territorio nacional, la pérdida de su hijo, su círculo apretado de amigos, las historias de sus mascotas; cuando la estructura se parece más a un patchwork, es decir retazos coloridos colocados uno al lado del otro en el rectángulo del propio libro que se despliega y despliega. Uno de esos retazos es un archivo de cartas misteriosas dedicadas a su abuelo. Aún no termino el libro pero hojeé las últimas páginas y por ahí dice, en letras grandes: “NO HAY FINAL NI PRINCIPIO”. Así que avanzo.

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