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El Telégrafo
Ramiro Canelos

Agenda con China

17 de febrero de 2022

El encuentro presidencial entre Ecuador y China ha generado enorme expectativa y comentarios positivos y de respaldo desde las cámaras empresariales del país ante la posibilidad de alcanzar un acuerdo comercial con el gigante asiático. La balanza comercial con China ha sido deficitaria par Ecuador por varios años seguidos; así el Informe Mensual de Comercio Exterior del Ministerio de Producción (2021), indica que China ocupa el tercer lugar de destino de nuestras exportaciones no petroleras con un decrecimiento de 30%. Destacan las ventas de camarón y bastante lejos las de banano, otros productos mineros, balsa y harina de pescado. En cuanto a las importaciones no petroleras, China es el primer país para nuestras compras al exterior con importantes crecimientos anuales con un portafolio variado de productos entre ellos manufacturas de metales, teléfonos y celulares, electrodomésticos, automóviles livianos y computadoras.

Se aprecia que un acuerdo con China implicaría fortalecer la producción primaria exportadora y la compra de productos manufacturados y de tecnología, con lo cual no estaríamos articulando el comercio exterior con China a una estrategia de desarrollo que permita un cambio paulatino, pero sostenido de nuestra estructura productiva. En este sentido, mantener y fortalecer la economía primaria no trae consigo cambios importantes en la composición laboral, en el uso y transferencia de tecnología, en la innovación y generación de nuevo conocimiento ya sea en producción de bienes y servicios, más allá de los destacados esfuerzos y resultados que alcanza, por ejemplo, el sector camaronero que incrementó de forma significativa su productividad.

China, en cambio, tiene un modelo definido que se ejecuta a través de planes quinquenales cuyos ejes principales son fortalecer su mercado interno, estimulando el consumo de una clase media que crece sistemáticamente y ampliando su mercado externo, enfocándose en sectores de energía, salud, industria y tecnología. En este contexto define una estrategia con América Latina para fortalecer los lazos económicos mediante tres pilares: comercio, inversión y crédito que le permiten asegurar el abastecimiento de materias primas, alimento e insumos para su crecimiento interno y un amplio mercado externo para colocar la producción de los sectores antes citados. En nuestro caso, la carencia de una estrategia de desarrollo, la falta de acuerdos mínimos y esenciales para lograr los cambios que nos exige la dinámica global ya sea en materia laboral, de inversiones y las escasas acciones concretas para mejorar la productividad permiten que estas iniciativas de comercio exterior sean dispersas y sus beneficios se sectoricen. Los acuerdos comerciales enmarcados en una estrategia de desarrollo definida son una excelente vía para alcanzar la transformación productiva que necesita el país. Todavía seguimos esperando a la clase política por una respuesta.

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