El aumento de la población y la praxis del mercado han hecho que, en los últimos siglos, se genere agotamiento de la naturaleza y los efectos del desequilibrio ecológico causado por la explotación irracional de los recursos naturales, así como la agravante de la creciente eliminación de residuos de consumo humano. Esta situación se ha convertido en problemas complejos para los Estados y para la humanidad. En las administraciones públicas ingresó lo ambiental como ineludible y necesario a considerar en la agenda de los gobiernos.
La administración pública sustentable – sostenible- considera, además de la variable ambiental, dimensiones: económicas, sociales, política y tecnológicas. Este enfoque sustentable busca garantizar que las acciones del gobierno no comprometan la capacidad de las generaciones venideras y promuevan, de esta manera, un desarrollo justo, equitativo, responsable.
Las variables arriba anotadas, como sustentables, son las que influyen directamente en la gobernanza del Estado; la sustentabilidad económica en la administración pública está directamente relacionada con la gestión responsable de las finanzas públicas que fomentan las obras y los servicios del Estado, sin desalentar las actividades económicas mercantiles. La transparencia en la sustentabilidad económica es clave, pues la administración de los recursos económicos y la rendición de cuentas son fundamentales para mantener la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas. La sustentabilidad social está directamente relacionada con las garantías de las políticas públicas al acceso equitativo a los servicios de calidad en salud, educación, seguridad, empleo sin discriminación de ninguna clase. La sustentabilidad tecnológica abarca una serie de prácticas y principios que buscan minimizar el impacto negativo de las tecnologías, mientras se maximiza su eficiencia y beneficios. Por último, la sostenibilidad política es la que junta a todas las otras variables sustentables y busca la gobernanza para equilibrar, mediante la toma de decisiones, la legitimidad institucional de lo público y el uso de poder democrático.
La administración pública sustentable no solo mejora la eficiencia y efectividad de los servicios gubernamentales en lo ambiental, sino que también contribuye a la creación de sociedades más equitativas, resilientes y capaces de enfrentar los desafíos futuros. Integrar principios de sostenibilidad en la gestión pública es esencial para la legitimidad institucional del Estado moderno. Se requiere de gobernantes con habilidades diferenciadas que son escasos en nuestros países.