Este primer artículo del año 2023 va dedicado a la gente trabajadora de nuestro país porque, sin duda, es un verdadero reto emprender en Ecuador con tanta traba burocrática, instituciones débiles y políticos mediocres. A pesar de que a veces parece que no hay arreglo y que vivimos de escándalo en escándalo, todavía existen muchas personas que le apuestan al país. Ni hoy ni nunca los políticos van a resolver nuestros problemas y por eso depende de cada uno de nosotros salir adelante. ¿Qué hace falta? Que nos unamos un poco más porque al final del día todos saldremos beneficiados.
No hay duda de que la disputa entre Asamblea Nacional, Ejecutivo, Judicatura y otros continuará en los siguientes años porque a una buena parte de los políticos no les importa el bienestar común sino el suyo propio. Mientras su ego les impide poner al Ecuador por delante, las instituciones de nuestro país se caen a pedazos y cada vez más carecen de credibilidad. No es posible entender cómo la Asamblea Nacional no logra un consenso sobre temas que deberían ser de interés nacional como: seguridad, salud, infraestructura, educación. Por ello, como sociedad civil nos corresponde exigir a los gobernantes hacer su trabajo porque para eso reciben un sueldo. En suma, debemos dejar el individualismo de pensar solamente en nuestro metro cuadrado y empezar a pensar en país para ser realmente escuchados.
Los buenos somos más y por cada político mediocre e irresponsable que asume un cargo para el que no está preparado, hay 10 emprendedores que trabajan de 16 a 18 horas al día para sacar su negocio adelante. Por cada maleducado que no detiene su auto en un paso cebra ni saluda al guardia de seguridad de su edificio, hay 20 que respetan al peatón y que, con una sonrisa, e incluso preguntando cómo estuvo su fin de semana a sus colaboradores, empiezan sus semanas con el pie derecho. Hagan la prueba un par de días, que no hay nada que perder.
La invitación que les hago a todos ustedes que están leyendo estas líneas es dejar de consumir esfuerzos en lo mediocre de la política nacional que por ahora no tiene arreglo. Debemos seguir poniendo un granito de arena, públicamente o desde el anonimato, para que las cosas cambien. No se necesita ser político para generar trabajo, pagar impuestos, construir empresa y vivir en paz. Lo que se necesita es convicción en que se lo puede lograr.
Cuando veamos injusticias levantemos la voz. Enseñemos a nuestros hijos, amigos y familia educación en valores, ética y a esforzarse por lo que uno quiere; ojalá ellos sí sean los futuros líderes de nuestro país. Los escándalos no dejarán de aparecer, así como tampoco las pugnas de poderes, la corrupción, los burócratas ni los jueces selectivos. Sin embargo, cuando sientan la presión de la mayoría se verán reducidos a lo intelectualmente diminutos que son y cuando pierdan su gramo de poder volverán a ser nadie.
¡Feliz Año!