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Ecuador, 06 de Octubre de 2024
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El Telégrafo
Fabrizio Reyes De Luca

Acuerdo de París

17 de diciembre de 2015

Así como el cuerpo humano emite sus señales propias cuando hay amenazas, la Tierra lo hace por igual cuando el hombre la agrede con sus actos.

Ya la Tierra ha comenzado a responder al daño en la forma de cambios perceptibles en su dinámica natural, cambios que a su vez se reflejan en una progresiva degradación de la calidad de vida de los seres humanos, al alterarse los parámetros existenciales.

Ni el aire, ni el mar ni la tierra soportan el efecto que un calentamiento gradual del Sol, provocado fundamentalmente por causas humanas, ejerce sobre todos los ecosistemas.

Los que habitamos este planeta sentimos directamente que estamos en el umbral de una catástrofe que puede conducir a la extinción de las especies que pueblan la Tierra.

De ahí que constituya un paso decisivo en la adopción de medidas que prevengan un calentamiento mayor de la Tierra, con sus apocalípticas consecuencias, el acuerdo alcanzado por la Cumbre del Cambio Climático en París en esa dirección.

Casi 200 naciones se pusieron de acuerdo en suscribir un compromiso para que a partir de 2020 reduzcan las emisiones de gases que perforan la atmósfera y que abren boquetes a más flujo de rayos solares, adoptando medidas para prescindir de los combustibles fósiles y de otras fuentes potenciales de daños al medio ambiente.

También se comprometieron a limitar el aumento de los gases causantes del efecto invernadero producidos por la actividad humana a un nivel que árboles, tierra y océanos puedan absorber de forma natural, a partir de algún momento entre 2050 y 2100.      

En términos prácticos, para lograr ese objetivo, el mundo tendría que dejar de emitir en su totalidad los gases que provocan el efecto invernadero en los próximos 50 años, dijeron los científicos. Eso se debe a que cuanto menos se contamine, menos contaminantes absorbe la naturaleza.        

El mundo ya se ha calentado 1 grado por encima de los tiempos preindustriales. La nueva versión eliminó conceptos polémicos como ‘neutralidad climática’ o ‘neutralidad de emisiones’ que aparecían en borradores anteriores, pero eran rechazados por China y otros países. Establece que las naciones ricas deben seguir brindando apoyo financiero a las naciones pobres para que enfrenten el cambio climático.

También incluye una sección de ‘pérdidas y daños’, un tema impulsado por los pequeños países insulares y otros vulnerables que quieren ayuda para recuperarse de los desastres del cambio climático y ascenso en el nivel del mar.

La idea es que a través de una acción conjunta de toda la humanidad, de manera irreversible, pueda evitarse que el globo terráqueo se exponga a dos grados más de calor durante este siglo, y se minimicen los cambios que hasta ahora, de forma dramática, hemos presenciado, como señal premonitoria de que algo anda mal y podría ser irremediable.

Ha sido, sin duda, un gran paso de la comunidad global. Una urgente e inevitable respuesta ante el peligro mayor que sigue gravitando sobre nuestra existencia. (O)

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