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El Telégrafo
Cristina Burneo Salazar

Actos de justicia poética

12 de abril de 2018

Yo había leído La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz. Me atrapaba la historia migrante de generaciones de dominicanos que viven en spanglish en Estados Unidos. Había allí reflexiones sobre la masculinidad caribeña y el mandato macho narrado de manera entrañable.

En el New Yorker de esta semana, Díaz acaba de narrar su violación. Sí. La violación sufrida dos veces por un niño de ocho años en 1976. Un escritor de 50 años vuelve a su niñez porque un lector ha tenido el gesto de preguntarle si las alusiones a la violencia sexual en su narrativa son biográficas. Un niño, un día, y un hombre a quien le tiene confianza. “Sí, yo fui violado”.

Los niños en que pensamos hoy, violados en sus escuelas y familias, los amigos queridos cuyas historias conocemos, crecen así: “Pesadillas en donde me violaban... Muchas veces, los sueños eran tan perturbadores que me mordía la lengua y al día siguiente escupía sangre en el lavabo”.

Se trata del recuento de una existencia reprimiendo la historia de una herida, hasta que el hombre que mira al niño decide dejar caer la máscara. Con ello, cae un silencio de generaciones. Cae un modo de entender toda una cultura: “Me confundía pensar por qué no me había resistido, por qué tenía una erección mientras me violaban (...)”. Después de todo, los “hombres de verdad” no son violados...

Hay un destape duro, a veces desorientador, pero con un valor. La vergüenza que ha mantenido en silencio a mujeres y hombres violados por décadas está terminando. Las opiniones que tenemos sobre estas acciones pueden ser diversas, pero algo están provocando que podría ser un cambio de orden: el que deja de proteger al agresor para poner en valor la palabra de la víctima.

Leyendo a Junot, conocemos la historia de miles de niños violados en casa, cuyas vidas se vuelven, en los mejores días, en una lucha por tener sentido. Escuchemos. Un hombre ha hablado.

Era un niño pequeño. Escuchemos a los niños dentro de esos hombres, quizás entendamos algo más. (O)

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