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El Telégrafo

Actividad política y religiosa

12 de enero de 2013

De acuerdo con la Constitución Política, el Ecuador es un Estado laico y entre sus deberes consta: “garantizar la ética laica como sustento del quehacer público y el ordenamiento jurídico. En concordancia con el espíritu de la ley,  las religiones desarrollan sus actividades en su ámbito predicando la palabra de Dios y exaltando sus principios y creencias.

En su oportunidad, la Oficina Periodística Evangélica aclaró que su Iglesia no participa, ni participará en el proceso electoral, ni auspicia candidatura alguna porque “su estructura eclesial no le permite realizar proselitismo político”, e insiste  que cualquier pastor puede intervenir como candidato en la contienda, por decisión, absolutamente, personal.

En el caso de un presidenciable, en goce de su derecho, interviene en la lid cívica, pero está impedido de involucrar, como soporte, a la Iglesia evangélica a la que pertenece. Columnistas y analistas con criterio coincidente, sugieren a los candidatos exhibir concretos programas de gobierno, abstraerse de tratar temas superficiales y olvidar de pedir votos con la Biblia en la mano y un par de oraciones. Recordemos la expresión de Hermann Hesse: “La divinidad está en ti, no en conceptos o libros”.

También el pensamiento de Douglas Jerrold: “La religión está en el corazón, no en las rodillas”.

La cúpula de la Iglesia católica inicia tanteos y atisba en el proceso electoral como  lo hizo en la campaña de la consulta y el referendo. En su primer pronunciamiento público sostiene: “si bien no le corresponde expresar preferencias políticas, sí les atañe valorar programas políticos por sus implementaciones y consecuencias éticas y religiosas”. Es un camuflaje de palabras para disfrazar intentos de inmiscuirse en la campaña presidencial.

Rememoramos la proclama del papa Benedicto XVI, de que la Iglesia no puede ser neutral en la conducción de los Estados y con ese pretexto la Iglesia católica arreció por la no aprobación de la nueva Constitución, en vigencia y evaluada como la más avanzada del mundo. Ahora en el documento de la cúpula se exige que la libertad de todos sea, efectivamente, respetada y garantizada y, según el arzobispo de Guayaquil, el Gobierno actual y el del futuro deben ser fundamentalmente guardianes de la libertad. Es una forma solapada de acusar al régimen de la Revolución Ciudadana de interferir las libertades en el Ecuador.

Existe el temor de que la Iglesia, otra vez, irrespete la vigencia del Modus Vivendi, entre la Santa Sede y nuestro gobierno. A los dirigentes religiosos se les advierte que es peligroso alejarse de su misión porque crea división en sus filas y desconfianza en sus seguidores.

Insistan en la enseñanza de Cristo: la práctica del perdón, la bondad, la ayuda al prójimo y el sacrificio por los demás.

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