¿Los administradores estatales están única y exclusivamente llamados a resolver problemáticas sociales? ¡No! Hay quienes están en condiciones de cooperar: los empresarios. ¿Razones?
Por ejemplo, en materia de educación superior: jóvenes que se ven impedidos de estudiar estrictamente debido a carecer de recursos económicos para costear esos programas, pese a que tienen –de sobra– talento comprobable. Aunque el programa de becas (estatal) ha hecho lo suyo, se vuelve insuficiente, más aún si la situación económica no pasa por su mejor momento.
Es allí cuando “están habilitados” los empresarios “con algo” de solvencia económica (especialmente si el actual régimen, en su momento, les tendió la mano). O, ¿solo aparecen para propinar críticas severas? Bueno, esa interrogante queda sin piso cuando hay quienes, con generosidad y nobleza, dicen “presente”: recientemente, Fidel Egas vía Twitter, en el marco de cruce de ideas con un rector de una puntual Universidad Privada, y señalando que “(…) Las universidades ecuatorianas privadas son relativamente caras”, propuso (yendo de la crítica a la solución) conformar programa de becas de carácter amplío y bajo proceso de selección (donde universidades privadas participen, básicamente), para carreras técnicas que sean útiles al país, y comprometiéndose a financiarlo. Más allá de si su señalamiento sea exacto, o no, lo trascendental es su actitud, misma que es digna de exaltar, a más de que –la misma– exhorta a: 1) empresarios: para que reflexionen que si aumentar rentabilidad es importante, también lo es el cooperar en conjunto notoria y significativamente, para hacer posible que “los mejores” puedan estudiar; 2) dirigentes de las universidades privadas: para que se solidaricen y amplíen, en buena proporción, el número de becas concedidas, frente al número de estudiantes que admiten; hay un mecanismo: ajusten al alza a quienes pueden costear para así subsidiar –tales– a quienes no pueden costear. (O)