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El Telégrafo
Federico Mayor Zaragoza

Acciones inaplazables ambientales y sociales

08 de noviembre de 2015

Hace años, lo he escrito en diversas ocasiones, la empresa Exxon Mobile reaccionó frente al anuncio de la Academia de Ciencias de Estados Unidos de que no solo las emisiones de anhídrido carbónico eran excesivas, sino que su recaptura disminuía progresivamente por el deterioro del fitoplancton oceánico, creando una fundación que, con pseudocientíficos a sueldo, proclamaba lo contrario, como convenía a sus formidables beneficios. Al final, al cabo de varios años, se descubrió la mentira y fue publicada con toda extensión en la revista Newsweek (The Truth of Denial). No pasó nada. El gran consorcio internacional comete un delito de esta magnitud que puede afectar a la habitabilidad de la Tierra… y no se elevan las protestas de millones y millones de ciudadanos de todo el mundo que piensan en el legado que tienen la obligación de dejar a sus hijos para que puedan vivir una vida digna en la Tierra.

Ahora, en un momento en que ya podemos expresarnos libremente, y alzar la voz y el grito, ante la acción consciente -lo que es increíble- de una gran empresa alemana, la Volkswagen, que contamina en lugar de procurar reducir los efectos de la combustión, poniendo un software trucado en los motores de los automóviles que produce… silencio.

Y la UE, en lugar de castigar como se merece esta vileza, ‘cierra filas’ en Alemania… sin que se alce la voz indignada de los ciudadanos europeos.

Ante los horrendos desmanes del llamado Estado Islámico y la descoordinada acción frente al fanatismo extremo, debido a la ausencia de un multilateralismo democrático y eficaz, que el neoliberalismo sustituyó por grupos plutocráticos (G-7, G-8, G-20) totalmente ineficientes… silencio.

Sí: no podemos seguir callados. No podemos seguir siendo impasibles espectadores de lo que acontece, porque nos convertiríamos en cómplices. Las comunidades científica, académica, docente, artística, intelectual y creativa, en suma, debe situarse en la vanguardia de la movilización popular. Es preciso que actúe ahora, con gran apremio, para asegurar que no se alcanzan puntos de no retorno en la habitabilidad de la Tierra y en las condiciones de vida de los ciudadanos.

Ni un día más sometidos a los mercaderes, ni aceptando la gobernanza de grupos plutocráticos, ni indiferentes ante el genocidio cotidiano de miles de personas, la mayoría de ellas niños y niñas, al tiempo que se invierten más de 3.000 millones de dólares en armas y gastos militares. Ni un día más aceptando mantener en Europa una unión estrictamente monetaria, sin la ordenación política, económica y fiscal que es imprescindible.

Ahora, los seres humanos ya pueden expresarse libremente, saben lo que sucede, ya la mujer, piedra angular de la nueva era que se avecina, ocupa un papel importante, no mimético, en la toma de decisiones. Los clamores populares requieren catalizadores, promotores, que encaucen, promuevan y den seguimiento a la voz de la gente. Entonces habrá ‘democracia auténtica’, clara distinción entre lo urgente, lo importante y lo secundario. El tiempo de la sumisión y de la indiferencia ha terminado. Delito de silencio. (O)

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