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El Telégrafo

A un año de Kirchner

04 de noviembre de 2011

Apenas luego del clamoroso triunfo electoral de Cristina Fernández para la presidencia, gobernaciones y legislatura (tendrá mayoría en las dos cámaras nacionales), sobrevinieron en Argentina dos hechos casi simultáneos: la condena a los principales responsables de los crímenes cometidos en la tristemente célebre Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y el primer aniversario de la muerte de Néstor Kirchner.

Las condenas ejemplares (la mayoría fue de prisión perpetua) incluyen a algunos íconos de la represión ilegal, tales como Astiz, el denominado “Tigre” Acosta o Ricardo Cavallo, quien fuera apresado en México, de allí pasó a prisiones españolas y luego a las de Argentina.

Ese hecho conmocionante, un hito más dentro de una ejemplar política acerca de los derechos humanos atropellados durante la dictadura última, se dio apenas unas horas antes del aniversario de la muerte de Kirchner. De hecho, el azar juntó temporalmente ambos hechos, hechos que en lo causal están fuertemente ligados. De hecho los juicios no se hubieran realizado sin el decidido apoyo gubernamental, que recuperó así la eficacia de la larga y esforzada lucha de los organismos de derechos humanos y de las organizaciones de familiares de los desaparecidos.

Todo esto revistió aún de más emoción el recuerdo de un líder que ensanchó el ejercicio de los derechos sociales y que -tras haber sido insultado hasta el infinito, hasta lo inconcebible por los medios de comunicación hegemónicos- mostró tras su muerte que resucitaba inesperadamente en la memoria y el entusiasmo de miles de jóvenes que lloraban su muerte en una cola para pasar ante el féretro que llenaba muchas cuadras de distancia.

Desde Quito también se lo conmemoró; se lo hizo desde la sede de Unasur, organización de la cual Kirchner fue el primer secretario general. Esto lo hizo “primus inter pares” en Sudamérica durante los pocos meses en que estuvo a cargo, en los que no dejó de asumir tareas ríspidas, como el acercamiento entre los gobiernos de Colombia y
Venezuela.

Un pasado que se vive como presente: a través de su movimiento y del gobierno de su esposa, Néstor Kirchner está más vigente que nunca, también en la Unasur y en el recuerdo de muchos latinoamericanos, sobre todo aquellos que apoyan a gobiernos con idearios populares semejantes.

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