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El Telégrafo
Ramiro Díez

Historias de la vida y del ajedrez

A Sucre lo mataron para robarle

Historias de la vida y del ajedrez
21 de noviembre de 2014

El asesinato de Sucre fue la crónica de una muerte anunciada. El diario El Demócrata de Bogotá, decía: “Sucre se dirige al sur. Esperemos que el General José María Obando haga con él lo que no alcanzamos a hacer con Bolívar”.

Era el año de 1830 y la Patria Grande estaba hecha añicos. Sucre, que debería suceder a Bolívar, había sido vetado por la Asamblea que determinó que la edad mínima para presidente era 40 años. Sucre tenía 35. Derrotado, Bolívar había partido a Santa Martha, donde moriría. Cargado de batallas y glorias, soñando vivir de manera estable con su esposa, Sucre salió de Bogotá con destino a Quito. La primera vez que paró en una fonda y se identificó, la propietaria le dijo. “! Usted está vivo de milagro! Todos sabemos que lo van a matar…”.

En su ruta era imposible evadir el tambo de José Erazo, único lugar entre Popayán y Pasto para descansar y dormir. Erazo, famoso bandido, cobraba además para que sus huéspedes no fueran asaltados después de dejar aquel lugar. Había sido, también, oficial de Obando, rabioso enemigo de Bolívar y Sucre.

Sucre durmió allí y al día siguiente salió temprano. Tres horas más tarde, en un recodo del camino, se encontró con Erazo. “Usted es brujo”, le dijo el Mariscal de Ayacucho. Lo dejé en su fonda, hemos venido rápido, y sin que usted nos pase, lo encuentro adelante”. Erazo evadió cualquier respuesta. Sucre, inquieto, decidió pedir posada en una casa cercana, y dormir allí con sus acompañantes. Enseguida llegó Sarría, famoso criminal de la zona, que llevaba una imagen de la Virgen al cuello, con la que se santiguaba antes y después de cometer sus crimenes horrendos.

Los acompañantes de Sucre insistieron en seguir el camino y alejarse de aquel territorio para evitar peligros. Pero Sucre, el gran estratega de tantas batallas, se equivocó en su batalla personal.

Durmieron allí y al día siguiente, en el trayecto, volvieron a encontrar a Sarría. Entonces uno de los hombres de Sucre sacó el arma amenazándole, exigiéndole respuestas. Sucre, entonces, lo defendió y le dijo: “No tema por su vida. Siga su camino, tranquilo. Nosotros llevamos el nuestro.” Sucre, sospechando una emboscada, ordenó que ninguno de sus acompañantes cabalgara a su lado y que guardaran buena distancia para evitar más bajas, si se atentaba contra su vida.

Así lo hicieron y tras unos minutos, desde un matorral, sonaron los primeros disparos contra Sucre, que cayó mortalmente herido. Hubo una estampida de sus hombres. Al día siguiente, cuando recuperaron su cuerpo, conservaba todas sus pertenencias, incluyendo una bolsa con monedas de oro. Enseguida el General Obando comunicó: “Ayer se ha cometido un horrendo crimen y ha muerto Antonio José de Sucre. El motivo fue el robo”.

En ajedrez no hay mentiras: el motivo del crimen, siempre es el crimen mismo.

1…. A6C +

2: RxP , A1R+

3: R6T, T2T mate.

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