Publicidad

Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Jéssica Jaramillo

A las mujeres políticas

15 de agosto de 2020

Varios son los diálogos de estos días sobre los veintisiete precandidatos, todos con ambición y con partido propio o alquilado. Veintisiete en medio de esta crisis moral, política, económica, social y de salud que azota al país.

Pero ahí están, los prohombres que “valientemente” quieren administrarlo, que ofrecen “sacrificarse” por la patria. ¡Ya que chu…!, si finalmente esto es asunto de machos y usar frases con testosterona.

Lo cierto es que la política no solo es machista y patriarcal, sino que es un deporte caro y de alto riesgo; más aun para mujeres que están sujetas a las decisiones del dueño del partido, que deben cumplir con el manual de imagen y cánones de belleza de la candidata perfecta; que hablen pero no demasiado, que impriman fuerza pero no tanta, que cuestionen todo y a todos menos a los amigos. Porque esa es la imagen que el sistema promueve.

Sin embargo, sería interesante tener una candidata mujer, no solo por su género, sino que tenga un proyecto de país, que sea honesta, una estadista lejos de la estética tradicional del poder, autónoma, frontal y con agenda propia.

No será fácil, en ese camino se cosechan enemigos y enemigas, que usarán todos los medios para desprestigiar, deslegitimar y atacar; a quienes deberá enfrentar sin miedo y con entereza. No necesitamos una presidenciable impostando actitudes varoniles, sino mujeres auténticas.

Hace algunos años, la poeta y escritora nicaragüense Gioconda Belli, publicaba el “País de las Mujeres” y daba vida a Viviana Sansón, la líder del PIE (Partido de la Izquierda Erótica) que enrostró a corruptos y junto a Juana de Arco planteaban reformas democráticas. (O) 

La literatura así como la historia está llena de luchadoras, amazonas, guarichas, que ni sumisas, ni obedientes, ni devotas, incidieron y construyeron la República.

Pero como bien lo cita Shakespeare “el pasado es un prólogo”; y el futuro puede ser nuestro, el país está ávido de una muer que gobierne con con coraje y cariño. (O)

Contenido externo patrocinado