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El Telégrafo
José Gonzalo Bonilla

A la violencia extrema, el Estado debe hacer uso progresivo de la fuerza

30 de junio de 2022

En la madrugada del aciago lunes pasado, un tanquero que transportaba combustible, fue emboscado por una columna de alrededor de cien indios armados. Los heridos y un muerto pusieron las FF.AA. del Ecuador. Los indígenas contribuyeron con el caos y el terror. Reeditaron la barbarie.

A esta altura nos debemos preguntar es si lo que está viviendo el país es una manifestación de un sentimiento popular o estrategia de guerrilla urbana ¿Guerra o revuelta social? Esta es una guerra que ha vivido escenas crueles que no se han visto en otros orbes.

Generalmente en todo lugar, el Estado ha sido el responsable de violar los derechos. En el caso del Ecuador, han sido los pueblos indios quienes los han violado. De acuerdo con un enfoque de derechos, de acuerdo con los organismos internacionales, los ciudadanos La libertad de reunión y de manifestación permiten a los ciudadanos asociarse de manera temporal y pacífica para expresar un reclamo considerado legítimo. Este derecho ciudadano está garantizado por el Estado de derecho. Una condición sine qua non es su carácter pacífico. Al no serlo, el Estado puede restringir. En ese caso, el uso de la fuerza se torna absolutamente necesaria y de aplicación proporcional.

Es indudable que la violencia ejercida por los indios es atentatoria contra toda la ciudadanía que no participa de este colectivo político. Los indígenas participan del juego democrático reconociendo todas las reglas de la democracia. Ahora cuentan con una alta representación dentro de la Asamblea Nacional. Sin embargo, cuando no ganan las elecciones parlamentarias, vuelven a las calles para suspender la actividad económica del país.

Los indios no se sentaron a dialogar, sino a imponer sus condiciones. Asistieron a una mesa de diálogo para humillar al poder constituido, al Estado y a los ciudadanos demócratas. Se sentaron para imponer una metodología y estructura más parecidas a un Consejo de Ancianos que a los principios de La República de un país civilizado.

¿Quién ha jugado a favor de los indígenas en este conflicto armado? Es obvio que están presentes Correa y los carteles del narcotráfico; el Foro de São Paulo; los mineros ilegales que benefician al narcotráfico; los carteles que negocian con lingotes de oro como nueva moneda de negocios fraudulentos…

No podemos olvidar el rol jugado por las universidades. Les dieron protección con un techo e infraestructura. Y desde la academia, han justificado y soportado apologías de la violencia indiana.

El país entero tiene como resultado, hasta este momento, pérdidas por $ US 700 millones; el Riesgo País ha subido; cientos de heridos, muertos en los dos bandos y un Estado secuestrado, engañado, conjurado, esquinado, acechado, desbaratado y acoquinado.

El secuestro que vive el Estado ecuatoriano arrastró con sus derechos al 94% de sus ciudadanos. El Ejecutivo ha respetado el derecho de las personas a manifestarse pacíficamente frente a los actos de violencia, pero no ha garantizado los derechos a la salud, al trabajo, a la educación, a la libertad de expresión y de libre movilización de la mayoría de los ciudadanos.

Si no hay protesta pacífica y existe violencia extrema, el Estado debe hacer uso progresivo de la fuerza.

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