El Acuerdo Nacional por el Cambio (ANC), proclamado hace dos meses, ya no existe. Surgió como alianza de la disidencia corporativa (indígena y gremial) de la Revolución Ciudadana, anunciando un programa ‘de izquierda’ que nunca se apreció, pues su precandidata presidencial planteó las mismas vaguedades de la derecha (desmontar el correísmo), y en lo económico, ideas confusas, como “dar todas las garantías al sector privado que está ahorcado con impuestos”, al mismo tiempo que impulsar una “política tributaria progresiva”.
A dos meses de constituido, el ANC ha sido absorbido por la Izquierda Democrática (ID). No solo que esta ha puesto su candidato presidencial, sino que se ha dado el lujo de rechazar a la precandidata del ANC como binomio del General.
Más aún, al margen del ANC, la ID está acumulando aliados, lo que le está tonificando y alejando aceleradamente del Acuerdo. Esto se ha evidenciado en la alianza con Centro Democrático (CD), que pondrá el candidato vicepresidencial, pese a las protestas de Pachakutik y Unidad Popular (ex Movimiento Popular Democrático, MPD) y de otros que antiguamente hablaban del ‘febresborjismo’.
Esta absorción es de forma y contenido. Un patriarca de la ID ha dicho que “el ANC ahora muestra racionalidad”, proporcionada justamente por la ID, vista por él como el eje del Acuerdo. Con seguridad, tal ‘racionalidad’ será plasmada en su propuesta programática ya abiertamente neoliberal definida en alianza con CD.
A propósito de esto, el Frente Unidos ha llamado traidor a CD por su apoyo a la ID, expulsándolo de sus filas. En realidad, CD está donde debe estar, ya que la propuesta económica de Jairala coincide en mucho con la del General. Su primera coincidencia está en la ambigüedad de su planteamiento de que van “a mantener los logros y eliminar los errores” de la Revolución, sin especificar cuáles. Si los logros tienen que ver con el avance en derechos, ¿cómo van a mantenerlos con la agenda neoliberal que proponen?
El prefecto de Guayas, Jimmy Jairala, está en contra del manejo de la recesión hecho por la Revolución Ciudadana a favor del pueblo. Por el contrario, él propone un manejo a favor del capital: reemplazar al Estado por el empresariado nacional y transnacional en la dirección económica; “golpe de confianza” con un acuerdo nacional por la productividad “para lograr la inversión extranjera”; “sustitución” de la deuda externa con China; reducción de impuestos; firma de tratados bilaterales y multilaterales con EE.UU. y Europa; ingreso de Ecuador a la imperial Alianza del Pacífico, entre otros, que le colocan en las antípodas del programa de izquierda de la Revolución Ciudadana.
Así pues, a medida que adquiere ‘racionalidad’, el ANC se alinea con el neoliberalismo y se posiciona en la derecha, lejos de la plataforma de luchas sociales reclamada por algún dirigente, lo que significa que su pretensión de identificarse como alternativa de ‘izquierda’ ha desaparecido. Obviamente, sus dirigencias proyectan beneficiarse. Pero sus bases progresistas nunca podrán ser representadas por esta agenda de retroceso al nefasto pasado. (O)