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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

8 de marzo: sin feminismo no hay socialismo

10 de marzo de 2014

Ya que al parecer florece una pequeña ‘primavera’ al interior del Gobierno y el movimiento político Alianza PAIS, de que las críticas están siendo alentadas, y de que en estas mismas páginas se han vertido interesantes opiniones, me importa analizar, llegado este 8 de marzo, aquello que va más allá de una consigna o una retórica, y que ha sido planteado en el titular de este artículo.

Decir que sin feminismo no hay socialismo implica afirmar que las exclusiones y discriminaciones de las mujeres se fundamentan en una dominación de un sexo sobre el otro, una dominación arraigada en un sistema patriarcal que ha sido configurado históricamente y que pervive, como cualquier otro sistema de dominación, porque beneficia a algunos, así perjudique a la mayoría. Por ello, si de verdad queremos tener un proceso revolucionario, esto es que cambien los fundamentos mismos de la dominación, las luchas, demandas e intereses de las mujeres deben ser parte de la agenda de ese cambio.

Si de analizar errores ese trata, no dudo que uno de los errores de este proceso ha sido irse distanciando de varias demandas de los sectores subordinados, y uno de ellos emblemático es el de las mujeres, y no solo el denominado ‘movimiento’ de mujeres que ha sido cuestionado por su carácter fragmentado, pero sin el cual no se habrían conseguido los derechos y avances logrados en estas últimas décadas. Hablo no solo de un distanciamiento sino de un divorcio de las luchas claves en un momento histórico determinado, ahora fue la despenalización del aborto. Un mal manejo que evidenció la pervivencia de una estructura patriarcal al interior del propio movimiento y del Gobierno, asambleístas castigadas con el silencio que terminaron en una actitud sumisa, y que acabó con la imposición de un tema regido por principios morales y religiosos en un país laico, en un contexto -además- en que la mayoría de la población ecuatoriana aprobaba su despenalización. Hoy debemos lamentar el vergonzoso aumento de la mortalidad materna en cifras alarmantes, la mayor parte de esas muertes de mujeres pudo ser evitada porque se relacionan con el aborto, tema convertido en tabú.

El feminismo y el enfoque de género, que tanto ha costado irlo posicionando para promover la igualdad de oportunidades y derechos, fue borrado de un plumazo bajo la afirmación de ser una falsa ideología.

Entonces se abre la interrogante: ¿es posible aún inscribir el feminismo dentro de este proceso político?, ¿es posible despatriarcalizar el propio Gobierno y el movimiento político que lo sustenta? Su respuesta pasa por la premisa de que sin feminismo no hay socialismo; o es que realmente no apuntamos a un socialismo en serio, con carácter emancipador y antipatriarcal.

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