¿Acaso puede haber algo más radical y provocador que no cocinar, no limpiar, no cuidar, no trabajar, no asistir a los centros educativos, no consumir? ¿Cuántas pérdidas le ocasionaría al capitalismo una huelga mundial de mujeres?
El feminismo internacional convocó a un paro internacional de mujeres porque, pese a los avances en diversos ámbitos y en distintos lugares, las mujeres seguimos discriminadas. En nuestro país tenemos razones de sobra para plegarnos al paro.
¿Por qué paramos?
Porque nos tienen hartas de tanto trabajar: según la encuesta del uso del tiempo, trabajamos 18 horas más a la semana que los hombres, más de dos días de trabajo extra por semana. Porque trabajamos más que los hombres, pero ganamos menos: las estadísticas que nos dicen que la brecha salarial en el país es del 23%. Porque hemos retrocedido en nuestros derechos sexuales y reproductivos: las cifras de embarazo adolescente son altísimas, pues en los últimos 10 años se ha disparado en 78%, una parte de ellas son niñas violadas; el embarazo prematuro alcanza al 10% de adolescentes entre los 15 y 19 años.
Tenemos 250 casos de juicios contra mujeres por el delito de abortar. Porque seguimos siendo una mayoría que es minoría en los órganos de decisión política: la paridad sigue siendo una quimera, tanto en los organismos de elección popular, cuanto en los de designación. Registramos 6 puntos de diferencia a favor de los hombres en la inscripción de las listas a pesar de la paridad, alternabilidad y secuencialidad; y en la elección esta diferencia se dispara. Porque los hombres nos están matando: se provoca un feminicidio cada 50 horas.
Las razones sobran. La consigna de la marcha es: ¡Paramos porque si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras! Esta huelga tiene pretensiones radicales, pues abarca un amplio espectro de esferas. La convocatoria a paralización incluye no solo lo laboral, sino también lo estudiantil, el consumo y los cuidados. Supone paralizar los ámbitos en los que vivimos las mujeres cotidianamente y en los que somos explotadas. Los hombres podrían ser solidarios en este paro si cocinan, si atienden a sus hijos, si no se ponen a dirigir nuestras marchas, y si empiezan de una vez por todas a cambiar su comportamiento violento, privilegiado, misógino y machista.
El paro, para que sea eficaz, no debe ser de un par de horas y una vuelta a casa a continuar con lo de siempre. El paro exige una actitud radical, y para que sea eficaz supone una paralización de 24 horas continuas. (O)