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Ecuador, 07 de Octubre de 2024
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El Telégrafo
Melania Mora Witt

2017: Elecciones

25 de junio de 2016

Aunque la elección de presidente y vicepresidente, además de la de asambleístas, se realizará en febrero del año próximo, estamos desde hace rato inmersos en ese proceso.  Algunas agrupaciones políticas han presentado precandidatos  y se acercan a las respectivas definiciones.

Tal acontecimiento cobra especial importancia en el contexto continental, en el cual se intenta dar un viraje a la etapa en la que triunfó un buen número de gobiernos progresistas. La situación en Argentina, Brasil y Venezuela es la evidencia de un vigoroso retorno de la derecha y constituye al mismo tiempo una advertencia para Bolivia y Ecuador, países en los cuales ejercen el poder movimientos políticos y sociales identificados con la izquierda.

En su último mensaje sabatino, el presidente Correa hizo pública una encuesta relativa a la adhesión territorial a la Revolución Ciudadana. Este ‘baño de verdad’ tiene suma importancia, porque aclara el futuro panorama electoral, tanto en lo referido a las primeras dignidades, como a las que integrarán la Asamblea Nacional. Ello permitirá una visión objetiva -ajena a la presentada por aduladores que nunca faltan- de las condiciones y perspectivas reales, partiendo de un análisis riguroso de las causas que han determinado, en los casos en que ello haya sucedido, un retroceso en el entusiasmo popular.

Los medios que en su mayoría resaltan los aspectos negativos o que puedan afectar al régimen, se han hecho eco de esa investigación, para resaltar los espacios en los cuales ha menguado el apoyo poblacional al proceso de cambio que vive el país. Los motivos son a veces complejos, pero en buena medida, a nivel local, cobra gran importancia la actuación de quienes figuran como representantes de los poderes del Estado, fundamentalmente  del  Ejecutivo y de la agrupación política que lo sustenta.  

Es inevitable producir resistencias en la medida en que se toman decisiones que pueden afectar a quienes, por una u otra razón, compartieron el camino. Algunas defecciones se explican de ese modo. Pero hay también -como otros probables motivos- designaciones hechas sin el debido conocimiento del comportamiento de los escogidos, que al ser nombrados olvidan los propósitos iniciales o se encierran en pequeños círculos, impidiendo -en forma sectaria- el acercamiento de valiosos elementos, que podrían aportar experiencias e iniciativas, no solo en términos de burocracia, sino especialmente de militancia.

Especial atención deberían merecer las personas y agrupaciones que colaboran como aliados. Hay, en buena parte de ellos, insatisfacción por el reducido papel que juegan al momento de tomar decisiones que afectan a todos. Se impone la mayor amplitud, el abandono de prejuicios y malquerencias.

A la luz de lo que acontece en países vecinos, la elección de miembros de la Asamblea juega un papel fundamental. La convocatoria política del 10 de agosto debería tener carácter inclusivo, rescatar figuras representativas y ser un espacio de discusión de planes y estrategias, a fin de asegurar una nueva victoria en febrero de 2017. (O)

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