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El Telégrafo

120 millones de dólares

09 de mayo de 2012

Eso fue la gran noticia de uno de estos días, desde Nueva York. 120 millones de dólares es ya una suma significativa. En Ecuador, hace unos pocos años era la suma mensual con que el Estado pagaba el salario de los maestros y profesores de todo el país. Con 120 millones se pueden construir varios grandes y lindos hospitales o centros educativos en cada provincia del país. Con 120 millones se hace una ciudadela con un montón de casas…

Pero en Estados Unidos, la gran noticia fue que un señor, cuyo nombre no se dio a conocer, compró un solo cuadro de pintura de un solo golpe.

Así de simple y… escandaloso. Mientras en Ecuador 70% de la población vive con menos de 360 dólares al año. Imaginemos con 120 millones de dólares cuántos ecuatorianos podrían vivir durante un año sin trabajar: ¡más de 333 mil! Así de simple y escandaloso.

Y el señor ese, en unas pocas horas de espera, se llevó con su firma en el cheque una pintura de 120 millones de dólares. Y todo el mundo duerme tranquilo… mientras en Haití 800 mil personas viven en carpas bajo la lluvia desde el terremoto que azotó la capital hace más de un año: ¡pero eso no es escandaloso! Mientras tanto en Somalia, país del este de África, miles de personas mueren cada día de hambre y de sed: ¡y eso no es escandaloso! Mientras tanto en Siria decenas de personas mueren cada día por la violencia ciega de un dictador que se aferra a su trono: ¡eso no es escandaloso! Mientras tanto los palestinos ven su país invadido cada día un poquito más por Israel: ¡eso no es escandaloso! Durante años se gasta por las guerras miles de millones de dólares; en unas horas se gasta por un cuadro 12 decenas de millones; sin hablar de las transferencias multimillonarias de grandes jugadores de fútbol… y ¡nos acostumbramos a los escándalos! Luego decimos que nuestro mundo anda mal: ¡cuánta complicidad malsana y cuánto silencio encubridor!

Por eso gritaba Jesús en su tiempo: “¡Pobres de ustedes los ricos porque ya tienen su consuelo! ¡Pobres de ustedes los que ahora están satisfechos porque mañana tendrán hambre!”.  “¡Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios!”.

Por suerte, Dios no se deja comprar… ¡Ánimo a los cristianos y a todos los hombres y mujeres que se unen para compartir y convivir fraternalmente! El Reino es de quienes buscan transformar este mundo viviendo ya el compartir y la equidad, tal como nos lo enseñaron Jesús y los primeros cristianos.

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