Para el Día Mundial de la Población quise analizar los principales resultados del Censo de Población 2010 en Ecuador, pero solo está disponible el total de habitantes y su distribución por provincias.
El censo reportó 14 306 876 habitantes, o sea 1 824 951 más que el censo de 2001, lo que implica una tasa todavía alta de crecimiento intercensal, indicativa de un atraso en la transición demográfica, como se comprobará cuando se conozcan los índices de natalidad, mortalidad y el balance de migrantes que entran y salen.
Es deseable que haya mínimos porcentajes de mortalidad, especialmente infantil y bajos porcentajes de natalidad, desenlace de la transición demográfica, lo que se traduce en un ritmo de crecimiento que facilita la satisfacción de las necesidades básicas de la población, en un país que sea solidario y equitativo. Para ello se requiere como mínimo que el país sea territorio libre de analfabetismo, tenga alta escolaridad y atención de salud básica generalizada. Tal el caso de Cuba que tiene una tasa de crecimiento anual de 0,23, a la altura de los países industrializados (supera la de los EE.UU. estimada en 0.98). La de Ecuador es de 1.44.
Siendo el crecimiento de la población un factor clave que determina la magnitud de las demandas que un país debe satisfacer por la evolución de las necesidades en cuestión de infraestructura (hospitales, escuelas, vivienda etc.) y de recursos y servicios (alimentos, agua, electricidad, empleo etc.), hay implicaciones a nivel del Estado en cuanto al suministro equitativo de bienes básicos, que además evite masivas migraciones externas, como a nivel de la ciudadanía que asuma una responsabilidad de paternidad y maternidad razonables, que difiera de la instintiva de los cuyes.
Respecto a la distribución de la población, el censo reveló que en Guayas se encuentra el mayor número de habitantes con 3 142 308; le sigue Pichincha con 2 165 662 y Manabí, con 1 221 819. O sea una alta concentración de la población de casi el 50% en tres provincias. Es deseable un desarrollo más equilibrado con un crecimiento de centros que impulsen el desarrollo regional y no estimule el éxodo rural hacia pocas ciudades o al exterior.
En este aspecto Colombia tiene un desarrollo más balanceado con 56 ciudades de más de 100.000 habitantes, aunque esto obedece a causas no todas paradigmáticas, ante la realidad de tres millones de desplazados por la violencia estatal, delincuencial, terrorista y aun familiar, en espera de retorno a sus terruños.