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El Telégrafo
Juan J. Paz y Miño C.

¿Nuevo "frente de reconstrucción"?

30 de mayo de 2016

El Frente de Reconstrucción Nacional que patrocinó la candidatura de León Febres-Cordero (LFC) se lanzó contra el “comunismo” y el “desastre” económico que dejaba el “desgobierno” de O. Hurtado (1981-1984). Su campaña electoral se hizo con derroche de dinero, guardias armados y agresiones de todo tipo. Las cámaras de la producción y la oligarquía guayaquileña vibraban con un candidato identificado con sus intereses.

Con el gobierno de LFC (1984-1988) los empresarios llegaron al poder. Por fin se hacían cargo del Estado quienes “saben hacer la riqueza”, los que dan trabajo, la gente de éxito, aquellos que manejan negocios y por tanto saben cómo administrar un país, porque “los ricos no roban”. Darían “pan, techo y empleo”. Así decían. Y el gobierno de LFC apuntaló un Estado de empresarios y una economía a su servicio. Pero el resultado final fue un Estado literalmente saqueado (vg. resucretización de deudas privadas), sonora corrupción administrativa, violación de derechos humanos, atentados contra la prensa, represión y autoritarismo, violaciones constitucionales, derrumbe institucional y de toda política social.

El Congreso llegó a pedir la renuncia de LFC (1987) considerando precisamente esas situaciones. El vicepresidente Blasco Peñaherrera incluso escribió un libro (El viernes negro, 1988) en el que advertía al país del peligro de dar continuidad a un régimen como el febrescorderista.

Para bien del Ecuador terminó ese gobierno. Pero no el “modelo empresarial” de desarrollo inaugurado, ya que incluso por los condicionamientos y cartas de intención con el FMI, dicho régimen se consolidó con los gobiernos posteriores y el avance triunfal del neoliberalismo en América Latina.

Mercado libre, empresa privada, retiro y privatización del Estado, descalabro de las instituciones públicas, concentración de la riqueza, auge de los negocios, consumismo y competitividad, debacle gubernamental (1996-2006), hegemonía bancaria (1998-99), dolarización (2000), acompañaron al modelo empresarial, que provocó el deterioro constante de las condiciones de vida y de trabajo, emigración y pérdida de derechos sociales. Hay numerosos estudios, informes internacionales y estadísticas que lo prueban.

Después de casi una década con otro modelo económico identificado como “economía social con mercado” (un tipo de capitalismo social) iniciado en 2007, el alto empresariado ha decidido encarar nuevamente la política. La reunión del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) el pasado 19 de mayo en Guayaquil, concluyó alertando al país por el camino “destructivo” que supuestamente sigue, rechazando el incremento de impuestos y hasta el “bullying normativo” que les hace el Estado.

Son posiciones tradicionales, que vienen desde la época de la Revolución Juliana (1925) y se reproducen en forma cíclica, cuando hay gobiernos que no controlan ni se sujetan a los exclusivos intereses empresariales. En lo político y en un año electoral, ha comenzado a fraguarse un nuevo “frente de reconstrucción”, destinado a impedir la continuidad del “correísmo”. (O)

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