La mentalidad retrógrada imperialista no cesa de intentar marchar en contra de la historia, cuando el presidente Trump arremete contra la isla heroica y dispone el cierre de su embajada en La Habana, decisión unilateral reñida con las normas elementales de las relaciones internacionales de los Estados. Ni siquiera respetó la tragedia que golpea la región caribeña como producto de los huracanes.
Desde hace 21 años en las Naciones Unidas se ha votado una moción de condena en contra del bloqueo y en la última ocasión, a diferencia de todo lo pasado, el Gobierno norteamericano, junto con el de Israel, se abstuvo por primera vez en la historia, pues siempre votó en contra.
Este cambio de conducta se originó por un grado de comprensión que el presidente Obama confesó paladinamente: Ha sido un fracaso, dijo, que no ha conducido a lograr el objetivo que persiguió EE.UU. desde que triunfó la Revolución cubana y que se impuso la política de bloqueo, no se obtuvo ningún resultado.
En un gesto que honra al presidente de origen africano, dispuso la apertura de una embajada de Estados Unidos en La Habana, auspició un acto similar para que la isla tuviese una representación diplomática en Washington y se dio el lujo de visitar al presidente Raúl Castro en la propia ciudad de La Habana, reconociendo el fracaso de una política de aislamiento al gobierno revolucionario castrista.
El próximo 1 de noviembre, en las Naciones Unidas se volverá a tratar el tema del bloqueo impuesto por tradición desde que triunfó Fidel Castro con la revolución que había encabezado.
Cuba contó siempre con el respaldo de la mayoría de los pueblos que convergen a la Organización de Naciones Unidas (ONU) fundamentalmente por la política de solidaridad que practican hacia otros pueblos bajo un concepto diferente en las relaciones con los más necesitados: El verdadero espíritu de amistad consiste en darle al otro, no lo que nos sobra, sino lo que aquel necesita.
El área en la que con mayor énfasis ha practicado Cuba este tipo de relación, radica en los servicios de salubridad.
La presencia de médicos cubanos en casi todos los países del mundo es una escuela de compañerismo y de sacrificio que ha sembrado por más de varias décadas el gobierno de la revolución socialista de la isla caribeña.
Por eso resulta descabellada la convocatoria que hace Trump para seguir manteniendo el bloqueo irracional que se fundamenta en leyes fraguadas dentro del propio país del norte, violando los principios proclamados desde que se fundara el organismo de las Naciones Unidas a raíz de la derrota del nazifascismo en la llamada Segunda Guerra Mundial.
La presencia en Ecuador de brigadas médicas cubanas que practican la amistad entre nuestros dos pueblos nos obliga a ser consecuentes y recíprocos confiando en que nuestro gobierno se sumará como los otros países del mundo a condenar el bloqueo inmisericorde que promueve, otra vez, el presidente norteamericano en un evidente retroceso que será condenado por los pueblos del mundo y la historia. (O)