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El Telégrafo

Brasil ha vuelto a su rumbo

12 de noviembre de 2017

Hace poco más de un año y medio asumí el Gobierno con la tarea de enfrentar la más grave crisis económica de la historia y sus profundos impactos sociales en el país. Frente a ese desafío, propuse una agenda de transformación sin recurrir a medidas populistas. Dicha agenda consiste en el más amplio conjunto de reformas estructurales de los últimos 30 años y tiene como fundamentos el equilibrio fiscal, la responsabilidad social y el aumento de la productividad. Los resultados son visibles. Se revirtió la recesión y la economía brasileña ya ha crecido en dos trimestres consecutivos. Los analistas prevén un aumento cercano al 1% del PBI en 2017. La inflación de alrededor de 10% en mayo de 2016 está hoy por debajo del centro de la meta: 2,54% en septiembre. El poder de compra mejoró con el aumento de más de 6% en el  rendimiento real de los salarios. La tasa básica de interés, que en mayo de 2016 era de 14,25%, cae de forma continuada. La Selic está hoy en 7,5%, su nivel más bajo en 4 años, y el spread bancario se redujo considerablemente. Solo con la caída responsable de la tasa de interés se garantizó el ahorro de 80.000 millones de reales a las arcas públicas.

La balanza comercial rompe récords sucesivos: el superávit llegó a US$ 58.477 millones entre enero y octubre de este año (un crecimiento del 51,8% con respecto al mismo período de 2016). La producción industrial aumentó 1,6% en el mismo período (en mayo de 2016 caía 9,8%). Las exportaciones de vehículos crecieron 55,7% con relación a 2016 y ya superan las 560.000 unidades en 2017. La venta de vehículos nuevos en el mercado interno creció 9,28% este año en comparación con el mismo período del año anterior. La cosecha de granos debe alcanzar el número histórico de 242 millones de toneladas en 2017, un aumento del 30% con relación al año pasado. Como reflejo de la reactivación de la economía brasileña, el  movimiento en los puertos ha crecido un 5,7% en 2017 y el mercado nacional de aviación creció un 6,6% con respecto a septiembre de 2016.

Ese ciclo virtuoso está en la base de la recuperación de la confianza en la economía brasileña. El Índice de Confianza Empresarial, de la Fundación Getúlio Vargas, llegó a 90,3 puntos en octubre, el nivel más alto desde julio de 2014. Por otra parte, el índice CDS-5 años, otra forma de mensurar el riesgo al crédito, que estaba en 328 puntos, hoy es de 173,5 puntos. El Bovespa (Índice de la Bolsa de Valores de Sao Paulo) superó los 76.000 puntos en septiembre de 2017, luego de haber quedado debajo de  los 38.000 puntos en enero de 2016. En el primer semestre de 2017, el IED acumulado fue de US$ 40.300 millones (US$ 78.900 millones en 2016).

En los remates de energía realizados bajo el nuevo modelo regulatorio, incluso de los  yacimientos de la capa presal, se recaudaron más de 22.000 millones de reales. Solo en ese sector se esperan inversiones de 444.000 millones de reales en los próximos años y la creación de hasta 500.000 nuevos empleos. Las medidas de racionalidad económica han mejorado el ambiente de negocios por medio de iniciativas de desburocratización en los sectores agrícola, de servicios, minorista y comercio exterior.

La ley de responsabilidad de las empresas estatales permitió la profesionalización de las empresas públicas. Antes desacreditadas, las empresas estatales brasileñas han vuelto a valorizarse. Del perjuicio de 32.000 millones de reales en 2015, pasaron a obtener ganancias de 4.600 millones de reales en 2016 y de 17.300 millones de reales en el primer semestre de 2017. Con el objetivo de promover la productividad, se aprobó la reforma laboral. Sin quitar derechos, la legislación fue modernizada e incorporó a la formalidad a trabajadores antes excluidos.

El éxito de esa agenda ya se refleja en la recuperación del empleo, como el aumento del índice de ocupación. El saldo acumulado del año, según medido por el Caged (Registro General de Empleados y Desempleados), es de 163.000 puestos de trabajo, en comparación con la pérdida de 448.000 puestos entre enero y mayo de 2016. Según mediciones del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística), solo en el tercer trimestre de 2017 se crearon 1’061.000 puestos de trabajo y 524.000 personas salieron del contingente de desempleados. La masa de rendimiento real de los trabajadores aumentó un 3,9% en el 3er trimestre de 2017, con respecto al mismo período de 2016.

Los resultados muestran que la estrategia propuesta y ejecutada por el Gobierno es correcta. Dejamos atrás la crisis y retomamos las vías del desarrollo con la convicción de que no hay tiempo que perder y que debemos seguir adelante con la aprobación de la agenda de reformas. El próximo paso será la continuidad de las reformas, que garantizará la solvencia y la  sobrevivencia del sistema, además de eliminar privilegios. La simplificación de la legislación tributaria, otra prioridad, aumentará la competitividad de la producción nacional. Con el apoyo imprescindible del Congreso Nacional, de los trabajadores y del empresariado, estamos poniendo a Brasil de vuelta en su rumbo. (O)

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