Que suceda en Quito, la primera ciudad patrimonio de la humanidad, es inconcebible. Y, además, a vista y paciencia de las autoridades. Los museos in situ más importantes, no solo de la ciudad, sino del país -La Florida y Rumipamba-, han sufrido atentados cometidos por las propias instituciones que deben protegerlos.
En el museo de La Florida existe una necrópolis con tumbas en forma de pozos profundos, que datan de los años 200 y 680 de nuestra era y fragmentos de textiles prehispánicos, únicos en Ecuador. El museo se encuentra prácticamente abandonado. Y lo que es peor, las tumbas han sido rellenadas con cascajo y los tejidos están a punto de perderse, lo que significaría un grave perjuicio para el patrimonio nacional.
El parque arqueológico Rumipamba tiene vestigios de la cultura kitu-kara. Sus salas de exhibición están cerradas, se han cubierto las tumbas con cascajo y terrocemento en los cortes del taller prehispánico y los senderos -antiguo culunco- han sido alterados “casi en su totalidad”, según reza el informe de la Subsecretaría de Patrimonio, del 16 de julio pasado.
Y añade: “Ha sido gravemente afectado en sus contenidos, tanto históricos como naturales. Decisiones antitécnicas con efectos altamente negativos para la conservación de los vestigios arqueológicos y la flora y la fauna del lugar, por lo que en el corto plazo serán irrecuperables”. Así de contundente es el informe. Sin embargo, ni las propias autoridades del Ministerio de Cultura y Patrimonio ni del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) han hecho nada para que el Municipio de Quito, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio, intervenga de modo inmediato y salve estos bienes.
Pero no solo esto. Recordemos que en el nuevo aeropuerto de Tababela se encontró una gran cantidad de evidencias arqueológico-culturales, entre ellas unas 300 tumbas con características similares a las de La Florida. Y lo que es más, se hallaron conchas spondylus, elemento fundamental en el intercambio comercial en la época prehispánica. Todos esos materiales se encuentran -en costales- tirados en un subsuelo sin acondicionamiento alguno. La Corporación Aeropuerto y Zona Franca (Corpaq) debe, sin excusas, ponerlas en valor y construir un museo in situ, y no sucumbir ante la presión inmobiliaria.
Solo la intervención -y persistencia- de un grupo de ciudadanas que aman la ciudad y saben de la importancia de nuestro patrimonio lograron que la concejala Anabel Hermosa convocara a las autoridades patrimoniales para realizar un recorrido y constatar los daños. Se comprometió a los responsables municipales a repararlos de modo inmediato. Aunque lo importante es que se cumplan las recomendaciones del propio informe de la Subsecretaría de Patrimonio.
Y no olvidemos que aún está pendiente el informe del INPC sobre los vestigios encontrados en la plaza de San Francisco.
Los ciudadanos de Quito debemos estar atentos y vigilantes. No debemos ser pasivos, debemos apropiarnos y defender nuestros patrimonios y nuestra memoria histórica. (O)