En ocho días y luego de una década, el presidente de la República, Rafael Correa, entregará su mandato a Lenín Moreno, con una calificación positiva de su gestión del 62%. Así lo informó Santiago Pérez, director de la empresa encuestadora Opinión Pública Ecuador, quien también determinó que el Primer Mandatario termina su gestión con una calificación negativa del 36%. Entre el 22 y el 24 de abril pasado, la empresa entrevistó a 2.270 personas mayores de 16 años, elegidas de manera aleatoria a escala nacional, especialmente en parroquias urbanas y rurales (ver gráfico). En el estudio se determinó que desde mayo de 2014 hasta la actualidad, por ejemplo, existe una diferencia favorable entre la calificación positiva y negativa durante su gestión al frente del país. “Es una calificación interesantemente alta luego de tanto tiempo”, dijo Pérez. Sin embargo, el titular de Opinión Pública Ecuador reconoció que durante 2014 Correa tenía una calificación positiva más amplia: 83%. Mientras tanto, la valoración negativa alcanzó el 15%. Pero entre 2015 y 2016 se genera un descenso en su calificación. El índice a inicios de 2017 llegó al 56% de calificación positiva, y 42% negativa. En cambio, desde marzo y abril de este año existe un incremento progresivo sobre aceptación de su mandato. Durante una entrevista en Ecuador TV, Pérez ponderó esas cifras. “La calificación positiva nunca estuvo por debajo  del 50%, es decir nunca se cruzaron las líneas. Ese flujo entre la diferencia de la calificación positiva y negativa se dio en determinados segmentos de la población”. En el caso de los sectores populares y socioeconómicos más bajos, la calificación favorable al presidente aumenta, por ejemplo con los jóvenes y mayores de 60 años. En cambio, en la clase media-alta y alta existe reproches y reparos. Asimismo, el estudio establece que en las zonas rurales hay mayor apoyo al Presidente, mientras que la oposición se concentra principalmente en las zonas urbanas. La encuesta a escala nacional también despejó dudas: Correa tiene mayor aprobación en la población de la Costa que en la región Interandina. Justamente esta región, en las pasadas elecciones, fue determinante para la victoria del binomio del movimiento PAIS, Lenín Moreno y Jorge Glas. Expectativa por inicio de la gestión de Lenín Moreno Según determina igualmente la encuestadora de Pérez, el 39,5% de la población ecuatoriana apoya al nuevo Gobierno, que se posesionará el próximo 24 de mayo. En cambio, el 39,3% de la ciudadanía espera ver cómo actúa el nuevo Gobierno para tener una posición política. A pesar de ello, el 15,8%, en cambio, rechaza al binomio de PAIS. Con la lectura de los datos estadísticos y con los inconvenientes que se generaron en las pasadas elecciones, a Santiago Pérez le llama la atención que no sea grande el grupo de población que rechaza al próximo Gobierno. “Es decir menos de dos de cada 10 personas lo rechazan, mientras que casi cuatro de cada 10 lo apoyan”. Entre los que votaron por el excandidato Guillermo Lasso (CREO-SUMA) en los pasados comicios, la mitad (52,4%) no tiene una posición respecto del nuevo gobierno, lo que significa que no lo rechaza ni tampoco lo apoya. “Van a esperar, quieren ver cómo actúa Lenín Moreno para tener una posición frente a él”. Del 100% de los ciudadanos que eligieron anular el voto, el 56,9% también manifestó que espera el inicio de la gestión de Moreno  para tomar una posición política. En cambio, el 17,3% decidió finalmente apoyar a Lenín Moreno. Mientras que el 17% lo rechaza. Respecto a los votantes en blanco, el 66,9% esperará su actuación en el Ejecutivo. Finalmente, Pérez también mostró los índices de confianza de la Asamblea Nacional: apenas el 4% de los ecuatorianos confía mucho; el 24,2% confía algo, y el 39,1% confía poco, mientras que el 30,7% no confía. Las encuestadoras deben ajustar sus métodos y ser éticas Aunque hay un cuestionamiento a las encuestadoras, Pérez cree que en adelante las empresas deben ajustar los mecanismos, métodos y técnicas de investigación pública.   Cuestionó que en las pasadas elecciones las encuestas se convirtieran en una herramienta de propaganda. “Deben trabajar con responsabilidad y con ética”, indicó. (I)