Antes de que Mis adorables entenados llegara a la televisión en 1989, el público había visto esta comedia en teatro porque allí es donde, un año antes, nació la trama. Hoy, 28 años después de la creación de esta comedia, vuelve a las tablas. Mis adorables entenados estrena, desde las 21:00, una temporada del reencuentro de los actores originales Héctor y Andrés Garzón, Oswaldo Segura, Richard Barker, Amparo Guillén y Sandra Pareja, en Fedenador. Hasta el momento están confirmadas 13 funciones. Dos de ellas serán en Guayaquil (la otra será el sábado). Las demás están previstas para Quito, Cuenca, Manta y Machala. Incluso sus actores planean llevar la obra a las colonias ecuatorianas de Estados Unidos e Italia. La idea va más allá, luego del éxito que tuvo en la televisión y teatro, sus actores se proponen llevar la historia al cine. “Lo de la película es un sueño y ese es el motivo de reunirnos. Nosotros hemos hecho las cosas de una manera artesanal. Vamos a dejar una cantidad de todo lo que recaudemos (en las presentaciones) para arrancar la película, porque todos saben que una película es onerosa”, explica Oswaldo Segura. Todos los actores coinciden en que el éxito de la obra y la serie se basa en que el público se identifica con los personajes. “Las grandes series sobre la familia habitualmente son disfuncionales. El Chavo mostraba a un niño huérfano, un padre viudo en el personaje de Don Ramón, una madre viuda en Doña Florinda. Cito a Full House (Un hogar casi perfecto) con un padre viudo que debe cuidar a tres niñas con la ayuda de su cuñado y mejor amigo. Además de eso, cada familia tiene integrantes con personalidades marcadas y eso pasa con Mis adorables entenados. Por eso no pierde vigencia, pese al tiempo”, reflexiona Richard Barker, quien interpreta a Stacy Vera, el hijo negro de Ángel Vera. Sus hermanos de padre son: Pablo (Andrés Garzón), un hombre de pocos estudios que debe trabajar para mantener a la familia; Rosendo (Héctor Garzón), el estudiante de medicina; y Felipe (Segura), el menor y consentido, pero vago, arribista y vividor por naturaleza. Ellos son los entenados de Lupita de Vera (Guillén), la madre abnegada, que es víctima de las infidelidades de Ángel Vera, quien nunca aparece en escena. Andrés cuenta que la historia surgió en 1988 luego de que él, su hermano Héctor y Segura volvieron de una gira por Perú, Chile y Argentina con la obra Maestra vida. “Surgió de la cotidianidad de la calle. Eso permitió estudiar a los posibles personajes, basados en nuestra idiosincrasia donde coexiste el hombre trabajador, el que estudia para salir adelante, el vago, el que viene del interior del país y la madre sufrida. Al principio no sabíamos cómo enganchar sus vidas. La única opción fue que vivan en una misma casa. De ahí definimos que sean una familia, aunque disfuncional. Entendimos que debían ser medio hermanos porque en nuestro medio también existen los padres con varios compromisos. Cada personaje fue muy estudiado y pensado”, dice Andrés. Agrega que para construir el personaje de Pablo se basó en su propio padre, mientras que Héctor aprovechó que en la vida real sí estudió medicina (por cuatro años) para crear a Rosendo. “Para construir a Stacy tuve que creer que lo era, es decir, vivir y pensar como él. Tanto fue que subí en personaje a la línea 50, que me llevaba a mi casa en el Cristo del Consuelo en los 80. Al chofer no le gustó eso porque no entendió que estaba construyendo un personaje”, recuerda Barker. “Durante dos meses prácticamente nos encerramos a crear los personajes y la historia. En ella fueron surgiendo improvisaciones, especialmente de Oswaldo. A él se le ocurrían cosas como el ‘Poema del patacón’ para su personaje de Felipe, al igual que expresiones como ‘supilindo’ o ‘guacharnaco”, recuerda Andrés. Barker afirma que Segura lo ayudó mucho en la construcción de Stacy, especialmente en su forma exagerada de hablar como negro; mientras que Héctor recordó que la Lupita original debía ser Cecilia Caicedo, pero sus horarios de trabajo le impedían ensayar. Coinciden con que la idea del reencuentro es fomentar la unión familiar, a través de esta obra. (I)