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Música
Música popular electrónica. El electro-pop y los DJ
¿Es posible comparar a un compositor de música electrónica con un disc-jockey? Veamos.
El primero trabaja con un ordenador, un sintetizador y/o un sampler aplicando conocimientos adquiridos en una universidad. Mezcla notas, voces, tonos, vibraciones y timbres de distintos instrumentos con los que va desarrollando texturas temáticas, elaborando caracteres melódicos espaciales o terrenales, hasta conseguir una composición. En otras palabras, el compositor toma elementos sonoros y elabora con instrumentos tecnotrónicos una estructura musical funcional que integra a la realidad como una obra estética con sentido.
El disc-jockey o DJ, por el contrario, ha ido evolucionado por un camino diferente: en su primera etapa, trabajó con sus manos poniendo y sacando discos en fiestas, bailes, discotecas y demás, siempre en contacto con el público; en una segunda etapa, no solo ha trabajado con sus manos sino que también piensa en qué disco es más emotivo para estimular a la gente en el baile, convirtiéndose ya en un artesano porque ha empleado sus manos y su cabeza; y en la tercera etapa, todo este trabajo le fue apasionando y ya no solo trabaja con sus manos y su cabeza, sino con la pasión, con el corazón, trasmitiendo al público sus conocimientos manuales, emocionales y musicales. Es decir, ha cumplido con aquella aseveración de Francisco de Asís que decía: “Operario es el que trabaja con las manos, artesano el que trabaja con las manos y la cabeza y artista es el que trabaja con las manos, la cabeza y el corazón”.
El DJ, en la actualidad, mezcla pequeños trozos de temas, recoge un material musical previamente elaborado por artistas pop consagrados y va mezclando efectos sonoros hasta conseguir evocar sensaciones que le sirven para estimular el ambiente. Apoyado en las luces sugestivas, el humo de colores y el despliegue de aromas consigue emocionar a miles de espectadores, de fans. El DJ enhebra fragmentos de canciones y líneas melódicas de pop, rock, soul, hip-hop, blues o reguetón de los artistas favoritos del público del momento. En otras palabras, los DJ —en su mayoría— no presentan obras con temas propios como el compositor de música, sino que improvisa según va desarrollándose el espectáculo. Sin embargo, como veremos más adelante, son pocos los DJ que han producido y grabado obras de su autoría.
Breve historia de la música electrónica
El primer músico antecesor a la música concreta y electrónica fue el italiano Luigi Russolo, quien construyó una máquina denominada Intonarumori o “entonador de ruidos”. Publicó en 1913 El arte de los ruidos, una especie de carta-manifiesto que se tomó como el inicio oficial de una época que se ha denominado “la era tecnológica” de la música. La palabra tecnología viene del griego techné, que significa comprensión de los ‘principios del conocimiento’, y de logos, que significa palabra, orden, razón. De aquí proviene la lógica que es un tratamiento ordenado del pensamiento.
A nivel técnico, la innovación más evidente en la música electrónica es que ya no utiliza los instrumentos tradicionales. Es decir, esta música no se define por su causa sino únicamente por su efecto, que hay que tomarlo en sentido físico y a la vez estético. Por consiguiente, el sonido en la música electrónica se define por su ‘forma’ final y de paso queda también sustituido el solfeo (método de entrenamiento musical utilizado para enseñar entonación durante la lectura de una partitura) por una morfología. Esta morfología ya no se basa en parámetros físicos del sonido sino en sus efectos estéticos, designados por analogías sacadas del lenguaje corriente. Entonces, hablamos por ejemplo de sonidos ‘tensos’, de ‘accidentes’ de sonidos, de ‘estriados’, etc. La nota musical también acabó siendo pulverizada; ya no se trata de un sonido definido producido por un instrumento determinado, sino de “un objeto sonoro simple” que comprende un principio, un cuerpo y una caída. Por supuesto, todos los sonidos de origen instrumental quedaron incluidos en este conjunto así definido.
La música electrónica proviene del minimalismo de los compositores académicos Steve Reich y Phillip Glass. Conocidos popularmente como ‘minimalistas’ o ‘repetitivos’ que se propusieron como objetivo principal acercar la música académica al gran público, ya que esta había sido alejada por su complejidad tanto en la composición como en la difusión para su conocimiento. Por un lado, Reich, quien utilizaba para sus creaciones un sintetizador y/o sampler, ha sido determinante en la influencia del electropop. Él dice: “Me encanta poder aislar una palabra, una sílaba, incluso un fonema y alargarlo, retorcerlo, manipularlo”. Obras como ‘Drumming’ (1971), inspirada en el poliritmo africano y ‘Different Trains’ (1988) han abierto nuevas vías, creando un diálogo entre cultura popular y académica, entre modernidad occidental y tradiciones orientales, logrando una feliz combinación de complejidad y transparencia (1). Por su lado, Philip Glass, discípulo de la famosa profesora Nadia Boulanger, estudió el serialismo de Pierre Boulez pensando en seguir al compositor francés; sin embargo, afirmó “no haber encontrado ninguna emoción en el serialismo, sino mucha complicación elitista”. Su estilo se inclinó hacia lo más simple y menos complicado. Su obra Einstein in the Beach (1976), una ópera experimental, demostró que su música se basa en estructuras repetitivas.
Inspirados en los dos compositores norteamericanos y en el alemán Karlheinz Stockhausen (1928-2007), diversos grupos de música popular electrónica empezaron a experimentar desde mediados de la década de los sesenta del siglo pasado. El grupo alemán Kraftwerk es considerado como el iniciador de este género en Occidente, o como bien señala Juan Manuel Granja “el otro futuro del pop”(2) y por el Lejano Oriente, el grupo japonés Yellow Magic Orchestra. Luego las bandas británicas Ultravox y The Human League continúan con el desarrollo. En el año 1967 aparece el grupo alemán Tangerine Dream, pero sus trabajos de gran performance empiezan a aparecer a mediados de los setenta con Phaedra (1974) y Rubycon (1975), luego el inglés Mike Oldfield edita Tubular Bells (1975) y el francés Jean Michel Jarre lanza su éxito a nivel mundial Oxygène (1976). Por último, el compositor japonés Isao Tomita con Snowflakes are Dancing (1974) cierra el círculo como los grupos y compositores más reconocidos de música popular electrónica del siglo pasado.
Electro-pop, house, acidhouse y techno
El electropop o synthpop (3) es un subgénero de la música electrónica. El iniciador del house fue el DJ (4) Frankie Knuckles en una vieja fábrica Warehouse de tres pisos del lado oeste de Chicago. Allí reunía a la gente que quería olvidar sus problemas terrenales escapando a un lugar mejor. “Como en la iglesia —cuenta Frank Broughton—, se prometía libertad y ni siquiera había que esperar a la próxima vida. En ese club Frankie Knuckles condujo a su congregación por viajes de redención y descubrimiento” (5). Estas fiestas pasaron a ser ‘maratones’ de baile y muy pronto se convirtieron en competencias entre los DJ invitados por su iniciador.
El subgénero house nace de una mezcla de lo sagrado y lo profano, está inspirado en las canciones espirituales de baile clásico de los setenta, mezclado con efectos sonoros percusivos de tecnología de ordenadores personales. En otras palabras, en el house, el objetivo del DJ es conducir a los adeptos al baile hacia estados de furia inducidos por la capacidad hipnótica del ritmo, mezclado con canciones vocales ‘sacras’. Dos bateristas de Chicago que también eran DJ se destacan con sus producciones grabadas: Byron Walton con su poema ‘Your Love’ y Jesse Saunders con ‘On And On’. En Europa, el grupo alemán Enigma (HQ) del talentoso Michael Cretu en 1990 lanzó un megaéxito de house: ‘Sadeness’, que yuxtaponía, sobre un ritmo bailable, cantos gregorianos y alusiones sexuales, lo que era muy peculiar para los oídos del público de entonces, fue un éxito sin precedentes porque ganó 57 discos de platino y vendió millones de copias.
Luego vino el acid house, un estilo basado en producir sonidos sofisticados. Al grupo Phuture del DJ Pierre Jones se le adjudica su inicio y este fue quien lo catapultó hacia el gusto masivo; sin embargo, tuvo más éxito y desarrollo en Londres que en su natal Chicago. Con un sintetizador Roland TB 303, Pierre Jones produjo el disco Acid Tracks (1987), de 12 minutos, que se constituyó en una obra fundamental porque su nombre y sus sonidos sirvieron de base para la definición de este subgénero. El acid house es el estilo que más ejemplifica cómo la tecnología disponible seduce de forma creativa para estimular el baile.
Un nuevo estilo empezó a florecer a 480 km de Chicago, en Detroit, la ciudad del automóvil: el techno, un baile puramente modernista de soul sintetizado, un proyecto ambicioso musicalmente hablando porque los DJ Juan Atnicks, Derrick May y Kevin Anderson querían desprenderse de todas las influencias anteriores y proyectarse hacia el futuro, nada para reciclar. En una ciudad que había perdido el sentido del progreso industrial por la crisis económica y la esperanza por el futuro como Detroit. Al poco tiempo la burbuja del optimismo se pinchó y el nuevo estilo techno emigró hacia Nueva York, Chicago y Europa. Tanto el house como el techno empezaron a ser difundidos por productores y DJ europeos y latinoamericanos; será la década de los noventa la que consolide y convierta a estos estilos del electro-pop a ser los más seguidos por millones de jóvenes alrededor del mundo. Mucho de esto, sin duda, se lo debe a la proliferación de festivales, más conocidos como raves. Entre los más importantes están el Creamfields de Liverpool y el Moonpark en Buenos Aires, en los cuales este tipo de música es la única y absoluta estrella.
Notas
1.- Steve Reich dice: “En mi generación tiramos el muro abajo que se había creado con la música académica, ahora estamos de nuevo en una situación normal. Por ejemplo, si Brian Eno o David Bowie recurren a mí, y si músicos populares remezclan mi música, como The Orb o DJ Spooky, es una buena cosa. Esto es un proceder histórico habitual, normal, natural”. Reich fue profesor de rock y de jazz, además amigo personal del tecladista de Grateful Dead, Tom Constante y del saxofonista y compositor Jon Gibson.
2.- De los miembros iniciales del grupo fundado en 1970 solo queda Ralf Hütter. “Podría decirse que inventamos el lenguaje de la música electrónica moderna. Nuestra generación carecía de una música que hablara del presente. Había clásica, de bares, pero ninguna usaba el lenguaje de la vida cotidiana”. Revista Diners # 392 ‘Krafwerk, el otro futuro del pop’, pág. 80 y 81, enero 2015.
3.- En el synthpop, los sintetizadores son usados para imitar instrumentos acústicos.
4.- Broughton Frank y Bill Brewster (2013). Historias y anécdotas de los Djs. Barcelona: Ediciones Robinhood-Manontroppo.
5.- Estos DJ son los que más dinero han ganado en 2014: el holandés Tiesto, $ 22 millones; el estadounidense Skrillex, de 24 años, con ganancias de $ 15 millones y 3 premios Grammy por su debut ‘Scary Monsters an Nice Sprites’, una mezcla entre dubstep, house y electrónica. El colectivo de Steve Angello, Sebastian Ingrosso y Axwell ocupan la tercera posición con $ 14 millones. El francés David Guetta, de 44 años, la cuarta con $ 13,5 millones y el californiano Steve Aoki, de 34 años, ganó $ 12 millones completando el top cinco, según la revista Forbes. Son consideradas megaestrellas porque mueven decenas de millones de dólares y convocan cientos de miles de fanáticos en el mundo entero.