Hablar del tema le es difícil, especialmente si tiene cámaras de televisión, micrófonos y grabadoras enfrente. Pero la supuesta víctima respira profundo y empieza a contar su historia. Es una mujer de 25 años, quien indica haber sido violada en dos ocasiones por Pedro G.G., sacerdote que hasta el mes pasado fue el párroco de la iglesia Jesús Obrero, ubicada en las calles Alcedo y Leonidas Plaza, en Guayaquil. Cubre su rostro con unas gafas y una gorra ajustada hacia abajo. Su hablar es pausado al principio, pero luego se suelta. “Una mañana el cura me llamó y me pidió que le ayudara a organizar unas cosas para la misa de la noche. Entonces me dijo que vaya a la parte de arriba de la casa parroquial y me dijo que lo esperara. Cerró con seguro la puerta y me violó. Me amenazó con que iba a hacerle daño a mi familia si yo lo denunciaba”, detalló la mujer, quien puso una denuncia en la Fiscalía del Guayas, por el delito de violación, contra el sacerdote Pedro G.G. Además, aseguró que el religioso se aprovechó de ella en noviembre del año pasado y en marzo anterior. En relación a este caso, ayer se realizó la diligencia de reconocimiento del lugar por parte de la Fiscalía del Guayas. “Se han presentado dos denuncias en la Fiscalía por violación, entonces este es el procedimiento normal. Ahora se espera que el acusado se presente el lunes, a las 11:00, para rendir su declaración. Ojalá se presente”, indicó Santiago Sánchez, abogado de la parte acusadora. El profesional del derecho hace un llamado a todas las víctimas de violación para que presenten la respectiva denuncia ante la Fiscalía. “El señor prestó sus servicios en Guaranda, en Quevedo y en Echeandía, ojalá no haya más perjudicadas, pero si las hubiese sería bueno que se presenten a la Fiscalía y acusen a este señor”, manifestó Sánchez. La madre de otras dos supuestas afectadas no puede contener las lágrimas al contar lo que habría sucedido con el sacerdote. “A la niña de 11 años me la manoseó, mientras que a la de 12 sí la violó. Esto pasó algunas veces, hasta que por fin ellas me lo contaron. Estaban con miedo”. Mientras la mujer hablaba, afuera de la iglesia pasaba un morador del sector, quien se detuvo un instante ante la madre de las menores para decir: “Que ni aparezca ese cura por aquí, porque lo arrastramos”. Según indicó César Piechestein, vocero de la Arquidiócesis de Guayaquil, la comunidad en la parroquia Jesús Obrero está dividida, ya que hay quienes apoyan al religioso, mientras otro grupo lo culpa de los casos de violación. Piechestein expresó que Pedro G. está suspendido por la Iglesia católica. “Cuando hay una sospecha de un abuso sexual se suspende al sacerdote de inmediato. Se abrió el expediente y ya fue enviado a la Santa Sede. Se realizó todo el proceso canónico en el caso”, manifestó el representante comunicacional de la Iglesia en Guayaquil. El vocero acotó que la Arquidiócesis ha prestado toda la ayuda psicológica a las víctimas. “Se ha realizado el procedimiento adecuado, se ha colaborado con la Fiscalía”, aseguró Piechestein, quien pide orar por las víctimas y por la comunidad Jesús Obrero, para que vuelva la tranquilidad al lugar. SEGÚN LA LEY El delito de violación está especificado en el artículo 512 del Código Penal del Ecuador. La pena para este tipo de crimen es de 16 a 25 años de reclusión mayor extraordinaria, según se detalla en el artículo 513. En caso de que la víctima sufra graves trastornos o la muerte, el causante de la violación deberá pagar de 16 a 25 años de cárcel en reclusión mayor especial.